Comienzan las dos notas
del pequeño instrumento
simil a una guitarra
otras cuerdas que suenan
y comienzan a tomar ritmo
pues en la belleza de sus notas
se encuentra la alegría de la tierra
que a orillas del mar Egeo
con sus olivos y bondades
con sus vides y virtudes
con sus playas y muchachas
entregan del alma Mediterránea
su romanticismo y su magia.
El ritmo se acelera
la felicidad se eleva
y alto hasta el cielo llega
las porcelanas se revientan
contra el fértil suelo de tierra
y los pies danzantes vuelan
los dedos chasquean
y las mujeres dejan que sus magias florezcan
frente a los hombres corpulentos
que se muestran seductores
como fuertes proveedores
de pasión, fuerza e inteligencia.
Gira en un torbellino
la pasión que se aloca
como dos lenguas por amor entrelazadas
rodeadas de gemidos y suspiros
los cuerpos que se aprietan y separan
lubricados de sudor salado
giran encontrándose entrambos
sintiendo el calor uno del otro
y las miradas se penetran
buscando lograr la promesa
de morir juntos esa noche
bajo la luz tenue y sensual
de la redonda luna Mediterránea.
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