Qué horror esta vida así vivida
que horror en lo que se ha convertido vivir
una supervivencia inaudita
un sálvese quien pueda
un adiós permanente y pertinente
a una especie que ha hecho de todo
para extinguirse a sí misma.
No elegí
la mentira que se vende y compra
la verdad vestida de suelo
la ficción individual
disfrazada de realidad colectiva.
No elegí el dolor,
no elijo la muerte,
yo elijo vivir
aun en este mundo
inundado de zombis
de egoístas y mentirosos.
De nada sirve quedarte en vos
en la necesidad,
en la carencia,
si no lo tenés qué importa
que lo tenga otro
que lo disfrute
que seas el puente
en aquello que el otro no pueda.
Dar,
solo sirve dar,
aunque te quedes vacío de vos
de ansias, de importancias,
de anhelos y de sueños.
Dalos, a todos,
no los remilgues, no lo escatimes,
dalos sin miedo,
mejor que cuando caigas muerto
no lleves peso al pedo.
Dale al otro lo que necesita
olvidá tus anhelos y deseos,
eso
es ocuparte de vos mismo.
Andá a saber porqué mi mano derecha
reposa y acaricia a mi mano izquierda
tal vez la consuela de una manera extraña
andá a saber porqué el reloj dejó de marcar la hora
cuando dejé de despertar a las primaveras
rodeado de tanto invierno
andá a saber porqué el invierno perdió la nieve
y la nieve olvidó en un momento
todo lo que uno se esforzó en creer.
Aún pasa,
tal vez como pasan los aromas,
los recuerdos, las sensaciones, qué se yo,
pero pasa,
que de repente sin razones ni porqués
te pienso sin pensarte
y creo que te extraño.
porque creo
que si voy a darte
lo mejor es darte todo,
darme todo y por completo
y aunque pierdo
esa nada que creo que poseo
no me rindo, por Dios que no me rindo,
esperando
a que despiertes
y que entiendas
todo lo que este adiós lastima
y que en lo profundo anda doliendo.
Ya ni nombro al egoísmo
la impericia, la tristeza.
Ya ni cito a quién creyó
a quién citó alguna vez al olvido.
Ya ni siquiera recuerdo
cómo y dónde fue lo que no ha sucedido
si quiera guardo rencor
contra aquellos que el tiempo
los ahogó en la indiferencia.
Ya ni miro por mis ojos
o los de otros
ya ni miro,
nada hay que mirar
nada hay que opinar
el reloj ha dado su parecer
y el amanecer que asoma
no es igual para todos.
Abdiqué a mis deseos
a los más dulces, a los más perversos,
no tuve miedo del ayer, ni del tal vez
mucho menos aún del mañana.
Me entregué apasionado
a cada castillo que construimos
en base al amor, el cariño, la fe y la esperanza.
La flor no ha perdido
ni su aroma, ni su esencia, ni su brillo,
sin embargo mi sombra
se mezcla en lo oscuro
de un seco arroyuelo
en el que todo ha muerto.
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Hoy vi a padre
hoy vi a madre,
crecer duele
envejecer aún más
la muerte a veces
se transforma en la ilusión de los vivos
qué hubieran querido ellos ¿No?
Hoy vi a padre
hoy vi a madre
ni me reconocieron
y a decir verdad,
tampoco yo me reconozco
cuando los veo así.
Correte un poco,
haceme un espacio más grande en la cama
en esta sombra que abrasa,
en este silencio que obliga,
en esta noche, entiendo,
cuánto es que duele la soledad del alma.
Cuando me veas,
ungido por las carencias de los Dioses
esmaltado de sin razones y destiempos
protegido por lo que ha pasado
y endurecido por lo que no me mató,
recuerda que alguna vez fui humano
y que tuve emociones en el corazón.
Cuando llegue el momento
y dé el reloj su último aviso
habrá un susurro en tus oídos
que te dirá quién eres
y a qué has venido,
hasta entonces vive,
vive estúpido e inmortal,
como si nunca hubieras vivido.
La vida no es un río
y a ningún lugar te prometo que va
no eres un barco sujeto al vaivén de las mareas
no estás a la deriva
las estrellas no son tu guía
no te rindas, aun no, no te rindas,
no es la luna la que rige
pasado, presente y futuro.
No te rindas, por favor, no te rindas
aunque Dios parezca de paseo
aunque el campanario ya no suene
y la azucena no florezca,
no te rindas, por favor, no te rindas,
cada vez somos menos los que estamos dispuestos
a extender las alas y romper los muros.
No te rindas, por favor, no te rindas,
son tiempos duros y cada quién es importante.
Si te digo que te levantes ¡Mierda!
No sabés lo importante que es
levantarse y dar pelea
un round más
aunque sientas que ya no puedas.
Te juro,
hay un momento en donde todo cambia
y las cosas dejan de ser lo que eran
y pasan a ser lo que son
y ahí es como que uno despierta
y se entera
que el presente es una arcilla
que no se amasa sola.
Te agradezco el amor
de hoy y de siempre
para hoy y para siempre.
Andá a saber
con qué nuevos kilombos encima
escribiendo una poesía
parida en el desgarro
que tengo adentro
y que nunca cesa.
Cuando me veas
pareciera que ando entero
hasta contento
pero ando más roto que zapato viejo
y no tengo
más que agujeros en el curtido cuero
por donde sangran todos mis males
menos la esperanza, claro.
¿No mueres nunca maldita Pandora?
Harto estoy de esperarte
bajo la lluvia
abrazado por el frío
y sin excusas.
¿Qué sabés de mis destiempos?
¿Qué creés de mis entierros?
de mis muertos
mis tristezas
mis pérdidas
mis miserias...
Vos...
¿qué sabés
qué decís
qué opinás de mis destiempos?
Fijate
el tiempo se olvidó de tus oídos
de tus sonidos
de tus vacíos.
Silencia a tu corazón
también a tus palabras,
no quieras llenar mis sombras
con tu egoísmo,
tu oscuridad,
tu frío.
Te juro que hoy soy distinta,
que crecí,
que ya soy grande,
soy una patria inmensa
en un isla pequeña
de corazón gigante.
Mi gente es y tiene la sangre
caliente y libre vibrando en mis venas,
ya no la quiero en las calles corriendo
tiñendo mis suelos de horror y miserias.
Te juro que puedo
te juro que quiero
te juro que siento
que es mi momento de libertad.
No seré más la putita triste
de un idiota tirano egoísta
que guarda la ambición de sus hechos
en cómplices bancos extranjeros
y a quienes piensan distinto, oculta,
en tumbas sin nombres, ni flores, ni dueño.
Soy única,
soy Cuba,
ya déjenme en paz.
Sus manos
engrasadas, gruesas y sudadas
luchan
contra una sucia rosca que quedó atascada
y en su verbigracia
no deja de putear bajito
por la gota de agua
que inagotable escapa.
Él lo mira,
mira el espectáculo en silencio,
desde el vano de la puerta se saborea,
mientras muerde sus labios fantasea
con llenar de colores y arco iris
esa excelsa obra de arte.
Malditas sean
sus vergas enardecidas
que a todo bicho que camina
quieren coger sin permiso, ni respeto.
Dirimen el futuro de otras castas,
con esténcil y pincel
dividen el mundo y olvidan,
viles, inútiles y mortales
que la vida es solo un rato
mientras sirven en sus platos
el gazpacho que aun frío
recuerda la sangre de esos
que fueron sus enemigos.
Infeliz es
aquel que habita el paraíso
y por miedo no prueba
el jugoso fruto prohibido.
Había
en el aire un olor enrarecido
tal vez por esas cosas que el destino
susurra sin querer en los sordos oídos
tal vez por esas cosas que invencibles,
invisibles, nunca jamás se prosternan
y así se postergan sin caducidad ni remedio alguno.
Ha
llegado, ha llegado,
el momento que tanto esperamos
bailamos melodías disonantes
expectantes ante la vieja herida
al unísono mil voces cantantes
sintieron y creyeron por vez primera
que la libertad era una primavera
que nunca jamás acabaría.
Hoy el otoño ha desnudado a los árboles
y todo se ve tan hermoso y perfecto
que la primavera ha pasado a ser
tan solo un momento anecdótico
variopinto, y casi sin sentido.
Ha llegado el otoño
y por suerte, todo está igual que siempre.
Hoy quisiera que la vida me acaricie
que se llene de agua calma
mi alma inquieta que anda
buscando siempre una verdad que llene
esta tanta ignorancia
que confunde e incomoda.
Hoy quisiera que tu sonrisa
le sugiera a los tal vez
que ya no rompan las pelotas.
Hoy quisiera que el amor
ya no sea un puede ser
que me mires a los ojos
y que sin querer ni darte cuenta
te entregues con una sonrisa
que espante a los tal vez.
La casualidad sea tal vez
la artista más desfachatada
sus obras de un momento
para siempre terminan siendo.
El pie se despide apenas;
a media luz no sorprende el sol
pero sí nuestras sombras
y monstruos.
Tráiganme los vientos tu aroma
que traiga la flor la primavera,
que la paz sea contigo,
respira.
Las alas del nocturno
agitan las madrigueras
agitan los párpados
espantan los moscos.
Fue el que miró y vio,
él, que escuchó y cayó,
ayer un sin nombre
y un quién es hoy.
A veces es una palabra
que se dice en un susurro
en un momento
en un lugar
que genera todo un mundo
de fantasías
y por qué no,
de realidades.
A veces es un palabra
nada más simple,
nada más claro,
nada más puro,
lo que necesitás
para no morir de soledad
y antes de tiempo.
Te invito a que hablemos de lo que sea,
(o que no hablemos de nada)
que nos miremos a los ojos
(o que miremos el techo)
y que pasemos el tiempo
(vos conmigo y yo con vos)
merendando y disfrutando
de la compañía que el otro ofrece.
Yo que sé...
tal vez sean los años
y los caminos recorridos,
tal vez sean los duelos
que en un tiempo he vivido
tal vez sean los sueños
que despiertan cuando cumplidos
que de repente me encuentran hoy así
embebido y dedicado
a disfrutar de esas otras tantas cosas
que verdaderamente llenan
y que realmente importan
(esas que se dirimen con sonrisas y caricias
en vez de alaridos, rasguños y sábanas mojadaes).
Tal vez me hice viejo, puede ser;
tal vez sea por eso que elijo al atardecer
con mates, tortas fritas y facturas,
para que a la luz del nuestro mirar
se nos abra el paraíso.
No había palabras que cambiaran nada,
las palabras sobran cuando todo se ha dicho,
el alma no puede perdonar la canallada
cuando se rompe un corazón en mil pedazos.
Sus lenguas eran espadas envainadas
sus manos eran mazos sin cabeza
sus heridas cicatrices no olvidadas
y el recuerdo, un tormento latente.
Se miraron fijo y por un segundo
los dedos en los gatillos provocaron el suspiro
que dejó paralizado al mundo.
El cielo se estremeció en silencio.
Bang, bang estás muerto; le dijo con oficio.
Sin rasguño alguno el otro echó a reír:
"No hay fuerza natural que de vivir me quite el vicio"
dijo en un susurro, abrió sus alas, y voló.
En la veredas no había niños
ni señoras rimbombantes
no había hombres cincuentones
ni perros orinantes grafiteando la pared.
Fue el momento de un suspiro. Era otoño. Hacía frío.
Casi mueren del estruendo el cachafaz y el jornalero,
un cobani dejó atrás a un linyera carroñero,
que a la fuerza y con maña se guardaba algo nuevo.
No sé cómo ni por qué
cosas que tienen los sueños
todos lloramos un llanto sin duelo,
todos lloramos un dolor sin dueño.
El jardín se llenó de escarcha
y en la calle, el adiós imprimió sus huellas.
Me descubrí desnudo y sin miedos
al abandono,
a la traición,
a la muerte.
Y sin embargo
se me fueron las palabras
me sobraron sueños
me faltaron caricias, lágrimas, momentos
con los que evocarte y retenerte
para que nunca desaparezcas
tras las tinieblas del tiempo
y lo miserable del olvido.
Puedo
porque debo y quiero.
Debo
porque quiero y puedo.
Nada más hay escondido en esto.
No es por los me gusta
no es por los me encanta
no es por los me importa
ni por lo que pienses.
Es porque es,
porque puedo
porque debo
porque quiero.
Aunque no te guste
aunque no te importe
aunque no te encante,
es porque es,
nada hay escondido en esto
Así como es, es,
tan simple como soy
porque puedo
porque debo
porque quiero
porque me gusta
porque me encanta
y porque me importa.
Nada hay escondido en esto
lo que hago es lo que soy
y soy haciendo lo que hago siendo.
Soy yo, me ves
y no me reconocés,
claro, como hacerlo
un predecible entre tantos decibles
nunca brilla como el tal vez.
Era yo, el suspiro de tus labios
la huella de tu caricia
un surco de la historia
la carne del adiós.
