sábado, junio 15, 2013

Sociedad Machista, día de la mujer -- Texto argumentativo


Cuadro de texto: ¡Vamos chicas! Logramos el permiso para festejar.  
¡Iupiii!
A pesar de la continua lucha contra los viejos arquetipos, a los sacrificios y al esfuerzo por lograr la tan merecida igualdad, hoy se festeja el día de la mujer.
En este amaneciente siglo donde nos quieren hacer creer que hay un cambio en la mentalidad de las sociedades paternalistas; ellos, los que son quienes deciden qué se festeja y qué no, determinan que se festeje el día del niño (que no tiene poder alguno), el del animal (ser considerado inferior), el del indígena (al que le arrebataron los derechos), el de la tierra (a la que ultrajan sin tapujos), el de la mujer (a la que consideran su “igual”)… creen, que por nominar a este “de la mujer”, ellas se abstendrán de exigir su merecida igualdad.
Han querido con la historia culpar a las mujeres de ser las responsables de las grandes calamidades del ser humano. Señalan a Eva, como la primera.
Nadie entiende el arrojo de esta noble mujer al incorporar el fruto del árbol del bien y del mal, sabiendo qué penas caerían sobre sus hombros, eligió dejar detrás el paraíso de la ignorancia (donde todos somos fácilmente manipulables), para abrir a las generaciones futuras un mundo lleno de prósperas oportunidades, ya que como todos sabemos, el conocimiento es poder.
Acusan también a Cleopatra de conspicua meretriz, por repartirse entre Marco Antonio y Julio César (los cuales creían que la hombría estaba en la maestría del manejo de su “pilum”), sin resaltar la inteligente estratagema  pergeñada por ella, que mientras vivió (cerca estuvo de ser la emperatriz de Roma), su pueblo disfrutó de los placeres de la vida y no del poder que el Imperio Romano ejercía violentamente sobre los pueblos de las  provincias.
La señalan a María de farsante juzgando lo veraz de su virginidad, mas nadie habla de la valentía de engendrar, cuidar y acompañar a su hijo, rebelde y revolucionario; sabiendo el cruel destino que a raíz de él, a ella le esperaba, pues es natural que los hijos vean morir a sus padres, mas es excepcional que una madre vea morir a su hijo. Por esto, uno queda huérfano cuando sus padres mueren, pero ¿cómo se llama a quien ha perdido a un hijo?
Más adelante, la encontraremos a esa que llaman loca, a ella, que se puso el yelmo el peto y fue a luchar con más bravura y coraje que cualquier hombre sobre la tierra. La llaman loca, porque ella atendía la voz de su corazón que la incitaba a hacer más, a lograr lo que nadie intentaba; porque sabía que en su interior vivía la fuerza necesaria para hacer milagros.
Escrita por el puño y letra de los hombres, la historia la llama Juana la loca, y no, Juana la Luchadora, la abnegada,  la que nunca se rinde, la valiente... La quemaron en la hoguera; desnuda, traicionada y ultrajada por un hato de cobardes ¿o acaso no es cobarde el hombre que asesina a una mujer?
También rieron de Marie Salomea Sklodowska cuando quiso entrar a estudiar en la Universidad.
Riendo de ella la mandaron a abrir la puerta para ir a jugar; reían de sus sueños, de sus anhelos, de la hambruna imperiosa que carcomía su vientre por saber… ella se fue; se fue de su tierra natal a los veinticuatro años pues en Cracovia, le negaron la oportunidad de devolver a la tierra, a la vida, algo de aquello de lo que tanto da.
Llegó a París, la ciudad de la luz, y luego de inscribirse en la Sorbona y deslomarse estudiando, investigando y aprendiendo, ganó dos premios Nobel.
El primero en 1903, de física, otorgado en reconocimiento por los extraordinarios servicios rendidos en sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de radiación descubiertos por Henri Becquerel; el segundo llegaría siete años después; en otra ciencia, en química, este fue dado en reconocimiento por sus servicios en el avance de la Química, por el descubrimiento de los elementos radio y polonio, por el aislamiento del radio y el estudio de la naturaleza, y compuestos de este elemento. Debido a su generosa conciencia social, sabiendo los alcances que este descubrimiento podría traer a las ciencias, con una actitud desinteresada, no patentó el proceso de aislamiento del radio, dejándolo abierto a la investigación de toda la comunidad científica.
A esta celebérrima mujer, de excelsa inteligencia, gracias a su esfuerzo y tesón, hoy la conocemos como Madame Curie, a la que seguramente, algún idiota, le echa la culpa de la bomba nuclear.
 Y sin ir más lejos, ¿cuántas veces al querer dar hasta que duela y luego un poco más, una mujer es reprochada por el hombre diciéndole: “¿pero de quién te las das, de la Madre Teresa?” denigrando así también, el esfuerzo, la entrega, el no egoísmo con el que esta mujer se brindó a la vida, dando de ella las veinticuatro horas del día, sin siquiera tener un fuerte apoyo de ninguna institución (gubernamental, religiosa, económica), lógicamente, instituciones manejadas por hombres que denigraron siempre la incansable labor, el esfuerzo, el sacrificio, la valentía del género femenino en la historia.
¿Hacía falta que le aprueben algún milagro para que la iglesia beatificara a una mujer que aseguraba “No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar”?
Cuando ella hablaba de trabajo, hablaba de cuidar a pobres, a enfermos, a huérfanos y a moribundos que nada tenían, que a nadie tenían.
¿No era ya bastante milagroso para la iglesia, que habiendo recibido dádivas de poderosos (como un auto Lincoln que el Papa le regaló), en este mundo fetichista, machista y capitalista, ella lo subastara y el dinero logrado lo usara para seguir atendiendo a los desposeídos?
En esta falocracia que vivimos, el órgano de poder se ha vuelto más complaciente hacia la mujer, la protege, le da derechos, le da libertad, y un día para que festeje las veinticuatro horas y recuerde que ella es lo más importante que tenemos en la historia, y que es una igual al hombre que es tan superior, y que además tiene los mismos alcances y posibilidades, pues son ellos quienes le dan ese lugar que tanto ellas merecen.  ¿Nadie se da cuenta de esta ironía, de esta mentira encubierta, de esta discriminación a cara descubierta? ¿No es acaso discriminar que haya día de la mujer y no, día de la diversidad de géneros, fecha en la cual podamos festejar todos lo que nos tocó en gracia vivir, sin distinción de sexos?
Estamos en el siglo XXI, y el hombre no deja de ejercer su poder, aunque éste, esté dado de un modo más “amable” y solapado, sobre el género femenino.

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