
nada repara el daño
ni otros pedazos
ni los años
ni el tal vez
ni la pérdida de otros pedazos.
Cuando llegue la vejez
y me sorprenda en mis manos
arrugadas y con manchas
y mi ilusión sea veloz
y mi cuerpo un viejo andamio
tal vez me entregue silencioso
a recordar sin combate
ese pedazo que la vida
ferozmente me ha quitado.
Hoy
mutilado como estoy
nadie puede devolverme
aquel que fui
que ha muerto hoy.
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