jueves, agosto 09, 2018

La princesa -- Poema

¡Qué desvergonzada!

Andar por los inviernos
volviéndolos primaveras,
usando el rayo del sol cuando sonríe,
desfachatada y sin permiso.

Se pone por guantes a la brisa
del verano donde sinceras y cálidas
desde las palmas de sus manos
sin pudor brotan las caricias.

Va pintando con otoñales rubores
a aquellos rostros que dejaron libres las miradas
que la siguen por delante y por detrás
cosificándola al desearla.

Etérea como la tormenta avanza
sin mojarse los pies en las charcas de agua
sin macular con barro su piel delicada
marcando a fuego su huella en su andar de doncella.

Qué profunda hijaputez,
robarle al terremoto su poder
para ocultarlo tras sus labios carmesí
y liberarlo cuando habla, cuando besa, cuando calla.

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