miércoles, noviembre 06, 2024

Lo cierto en el incierto

Somos los tripulantes de una barca 
que a la deriva va a un destino cierto 
al que ignoramos con vasto ahínco
algunas veces cargados de miedo
y otras por necedad o conveniencia.

En un mar de continuos desconciertos
con oleosas mareas caprichosas
se estremecen profanos sentimientos
manoteamos al aire para aferramos
creyendo que hay, ahí, en lo etéreo
veras respuestas, claras y concretas,
puesto que de eso que creemos concreto
lo valuamos como algo superficial.

La realidad que genera el yo creo 
nos abruma a medida que avanzamos
tal creencia nos genera un mareo
que cega el sentipensar de quién somos,  
del quién nos acompaña y qué podemos;
en consecuencia, llega cruel la ausencia
deforma en su maneras lo que vemos 
y así "solo" ya no es un adjetivo,
y como sustantivo triste y fiero
al oído nos engaña:
Dios ahí anda de paseo. 

No siempre sos capitán de la barca
con suerte hay veces que sucede esto 
podés ser timonel,  contramaestre,
mecánico de algún motor
o en cubierta marinero 
sin voz, injerencia, opinión, ni voto.

Igualmente no sientas desconsuelo,
no tengas miedo del rumbo en el que vas
la barca sabe ir a su último puerto.
Siempre se navega so riesgo de tormenta
y cuando no hay nada que hacer podemos
conveniente es atarse al palo mayor
y a pesar que en el caos estemos inmersos
menester es pacificar al alma, mantener la calma
agradecer lo aprendido del error
y recordar que aun siendo pequeñitos
nuestro pie deja su huella en lo eterno. 

Usá el dolor que hallés en tu camino
con el alma limpia y el corazón abierto;
aunque te sientas roto en mil pedazos
no te hundas profundo en tu propio duelo
no es sano, no te sirve, te destruye,
elegí cómo sentir. Vos sos tu arquitecto.