La flor del miserable (*) - de José Gregorio Parodi Jaramillo |
Podría haberme quedado esperando en silencio
pues las esperas vienen acompañadas de paciencia
y como la paciencia es la ciencia de la paz
quedarse en silencio es la más sensata de las esperas.
Podría sentarme y jugar al Don Pirulero
con los dedos más gordos que en las manos tengo
y aprovechar la distracción para mirar a otro lado
mientras a mi alrededor la mierda naturalmente sigue fluyendo.
Podría desechar las palabras más amargas
y dulcificarlas con esperanzas de cotillón
respaldarlas con pelusas de bolsillo y responsabilizar
a sus agujeros de nuestras pérdidas de respeto y compromiso.
Pero... ¿Sabés qué? Me dí cuenta que no nací para ser indiferente
para quedarme callado, para mirar para otro lado
mientras juego al Don Pirulero y justifico lo injustificable
en un suspiro culpando de todo al agujero que acá nos trajo.
Así que si te mandé al carajo, no creas que es por loco,
que se me reviró un ángel, o que estoy estresado, simplemente
date cuenta que me cansé de tenerte paciencia, de mirar
para otro lado y de colorear con papel picado
cada una de tus miserias.
cada una de tus miserias.
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