jueves, enero 18, 2007

A la camita. -- Poesía

Es la hora en que la palabra está marchita,
cuando los párpados pesan y el sueño no cesa,
cuando la boca se abre grande como el cielo
y nuestras manos pesadas no entienden lo que pasa.

Las piernas empiezan a temblar al relajarse
y los latidos del corazón van amainando suavemente;
los párpados amenazan con cerrarse mientras
nada y todo se resuelven en alguna parte.

La vigilia vigilante y a la expectativa
espera famélica e histérica con ansias a que,
tal vez en un breve descuido, un leve suspiro
nos haga sonreir al recordar, las cosas lindas de la vida.

Bueno, ya es tarde y hace sueño, mejor no apurar al reloj
y dejar la birome y el viejo block de lado, dentro del cajón,
donde los sueños quedan en el pasado y el presente es otra historia.

Mañana será cosa de mañana,
por lo que mejor es hoy no preocuparse
y dormir a pata suelta, hasta que la mañana venga.