Quise dejar de soñar
y no pude
quise dejar de amar
y no pude
quise dejar de avanzar
y no pude
quise dejar de creer
y no pude
y cuando pude dejar de vivir
no quise.
De rodillas y vulnerable
me entregué silencioso a vos
a tus deseos y designios
entendiendo que a tus pies
es cuando, en realidad,
sirvo,
a vos, al otro, a mí mismo.
Acompañame en este camino que has decidido para mí,
soy, parte de tu plan divino
y a tu plan me ciño
con amor, inteligencia
y sin miedo.
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