
ni que mis manos no te reconzcan
no es el tiempo que salvaje nos diezma
ni tampoco el falso orgullo que nos tienta
no es la necedad fiera y sin sentido
ni menos que menos la necesidad necia
no es locura, no es miedo, ni ingravidez por esas cosas
que me sientan frente a frente ante mi sombra
y me muestran que es lo que realmente es, de lo que no,
que es la luz, cuales las sombras, cual es el justo límite
entre lo que falta y sobra. Es que apenas entiendo
y puedo dar por cierto, que a pesar de lo que veo
aún no creo que los ángeles existan y bajen del cielo
para verme a los ojos como me estas mirando
tomarme la mano y entregarte a mi,
sin condiciones ni motivos
.
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