viernes, junio 15, 2007

De 14 a 25 -- Poesía

Véanlos saliendo de las escuelas,
con el control en sus manos
y el mundo bajo sus pies
rindiéndoles pleitesía.
Fíjense en sus miradas tiernas
la necesidad de vida como se dibuja,
sus movimientos torpes,
y su interés por nada.
Fíjense como ríen casi sin preocupaciones,
libres, sin tapujos, creyéndose dueños
de su vida, de su razón y de las del resto.
Recién algunos comenzaron a sentir los golpes
recién algunos comienzan a abrir los ojos,
y buscan las respuestas que se les ocurre
aunque no haya preguntas que pregunten,
aunque recién empiezan ya están de vuelta
mirando todo desde arriba
con inocente soberbia.
Y no hay nada que los conforme,
y a todo siempre le encuentran la vuelta
de justificar y justificarse aunque sin sentido
de las estupideces que hacen y empiezan.
Es menester adolescente
vivir todas las aventuras juntas,
con las hormonas como locas que por dentro los recorre
siempre dispuestos a mirar al peligro a los ojos,
sin siquiera darse cuenta.
Gracias a Dios y por tristeza,
casi todo adolescente madura
y al madurar del árbol de la inocencia caen,
y al sentir los huesos golpeando contra la tierra
a ver el mundo de otra manera comienzan,
y quedan detrás las aventuras alocadas,
y quedan detrás las peleas por nada
pero por lástima también pierden
esa seguridad insegura que les nace desde adentro
y sin remedio mueren en su mayoría
esos ideales de amor y libertad
que en su corazón los sienten
como una única verdad.
Padres no se preocupen y recuerden
que alguna vez, fuimos todos adolescentes.

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