sábado, junio 23, 2007

Coma -- Poesía

El crimen en tus labios
en la quietud solidaria,
el beso negro de la muerte
que desea besar mi mejilla
con esa amarga dulzura
de la que peca el olvido.
No despiertes, nunca despiertes
que tu boca siga sellada
y que nada pase hoy.
Dame la chance al menos
de quedarme hasta mañana.
Dejá colgado el vestido
que de pies a cabeza
oscurecen tu rostro y tus ojos.
Descansá ésta noche que será
larga, fría y tormentosa.
No vengas por mi ahora
por que hoy por vos estaré esperando,
y sabrás que aún no estoy preparado
para seguir codo a codo el recorrido.
Hoy es día de combate,
no debo ni puedo a vos entregarme
como si de nada valiera
todo el pasado que hasta acá he logrado.
Este es mi hogar y aquí
me necesitan y por mi esperan,
parezco dormido pero sigo alerta
siento y entiendo todo lo que me rodea.
No podrás ser cruel, no dejarás la huella
de tu beso frío en mi quieta mejilla,
puede que tengas el tino y la delicadeza
de darme la oportunidad de una segunda vuelta.
Tenelo por seguro que aunque ésta noche por mi vengas
no será fácil seducirme y me arrastres a vos
con la fría condena que el destino
cruzó por capricho en mi largo camino.
Siéntela correr, es aún caliente, roja y espesa
la sangre que corre en mis venas,
no es el tiempo, no soy lo que esperas,
mañana saldré de este lecho
con la energía renovada y la responsabilidad a cuestas
de salir adelante, sea como sea.

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