
buscando ese algo perdido
fue tal vez por un descuido
que dejaron ir su barca,
desde el cielo fueron hasta
las orillas del fin del mundo
los ungidos gritaron ¡Basta!,
y se hundieron en lo profundo.
Clamor de sangre y venganza
por aquello arrebatado,
lo que no hace la palabra
lo tendrá que hacer la espada.
Contra el tiempo y sus fantasmas
luchan conchabados,
las acciones son macabras,
no respetan ni su espalda.
Demonios y ungidos baten
en eterno duelo a muerte,
de Dios es el fino arte
de juzgar cual sea su suerte.
No hay aquí ni un inocente
ni tampoco hay culpables,
de la miseria y la gente
cada uno es responsable.
Bien atiende a tu barca
pues el sino y los fantasmas,
andan siempre a la acechanza
que en un descuido tu caigas.
Buscarán siempre un motivo
aunque sea el sin sentido
pues la lid es cometido,
no dan nada por perdido.
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