Enredado en los porque
de la mente que olvida
recuerda con cierta envidia
los cuando y cuanto
que susurró al oído del viento
y sin querer tener escarmiento
huyó de sí mismo tras una ráfaga
que sin saber de donde venía
a ningún lugar fue a parar
tal vez sea por eso
que hoy se lo ve taciturno
con su paso vagabundo
y mascando mierda
como una vaca come pasto.
Tal vez sea por eso
que el pobre infeliz
decidió y actuó
para quedarse solo,
y no reparó que allí
donde la cola metiere
la cizaña y la injusticia
también a él lo alcanzarían.
Nadie ama al solitario
vengativo y traicionero
que con veneno traicionero
a quien dio quitó
sin sentir como el desmedro
de su entorno se adueñaba
y el alma se quemaba
en una hoguera perversa
de vanidades y egolatrías.
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