sábado, noviembre 03, 2012

Nadie habla mal del muerto -- Poema

Muerto,
entre las hierbas que crecen,
con los ojos ciegos
por que la fe ya no cree,
mira el vacío de sus entrañas
desde las cuencas huecas de sus ojos,
no le queda ya ni un piojo,
ni la espera de un mañana.

Metido
con los pies de piel descalzos
en un frío cubo de roble
caminando hacia el cadalso.
Sus brazos brillan en marfil,
ya no son fuertes
ni han de tener la suerte
de luchar en otra lid.

Inmerecidos
los honores y las flores
que orlan su sepulcro,
se olvidan los pormenores
(que mancharon su pasado)
que con la muerte se limpiaron.
A sus pecados perdonaron.
En poco tiempo, será beatificado.

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