jueves, enero 24, 2013

Q.E.P.D -- Poema

(*)"...¡Almas, almas, centenares de almas extrañas
deslizándose unas encima de otras,
ciegas entre sí
 pero con sus maliciosos ojos abiertos
al aire que respiraban sus hijas!..."
Encontró que la muerte
no era un escape
si no una suerte
de soledad concurrida
donde no había un ágape
en son de bienvenida.

Creyó que tendría
especial recibimiento,
o que hallaría
la tan ansiada respuesta
al mismo momento
que su luz perdiera la apuesta.

Deseó nunca entregarse
ni sorprenderse.
A lo conocido apegarse,
desde su fin, hasta
que la muerte verse
de toda su casta.

Como todo bolo,
de su viejo ser huyó,
escogió estar solo,
negándose a sí mismo
renegó, culpó y se recluyó,
tal era su cinismo.

Es el humano necio
pues a sus desventuras
pone en sobreprecio
y lo que a éste le sucede,
tal ventura,
jamás nada le precede.

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