Te diría que la muerte ha golpeado la puerta
que el olvido patea a la esperanza tumbada en el piso
que la holganza infecta la cuestión del futuro
y que lo que pudo, ser o no ser, sigue siendo un mero tal vez.
Te diría, hasta el hartazgo, que el azar del destino no es amo
que al intestino revuelve aquello que la mente niega
y que lo que al corazón resienta al fin le acelera el paso.
Te diría que lo aprendido vale menos que la ignorancia
siempre y cuando la curiosidad venza a la necedad
y sea perseverante el deseo por la verdad y la justicia,
si es que de ellas alguna existe; algo así yo te diría.
Te diría que la existencia es una simple ilusión
y que tal ilusión es realmente compleja.
Te diría que aquello que nos moviliza es también lo que nos aqueja
que perdimos más de lo ganado, que cambiamos la vergüenza
por soberbia, el perdón por consecuencia y la realidad por ficción.
Dejame decirte que muchas cosas te diría, sin embargo, priorizo
tu propio camino hacia lo que consideres y creas como empíreo,
que te transformes a vos mismo, que forjes al azar conforme tu destino
y que crezcas, según tus creencias y tus fuerzas, tanto como puedas.
que el olvido patea a la esperanza tumbada en el piso
que la holganza infecta la cuestión del futuro
y que lo que pudo, ser o no ser, sigue siendo un mero tal vez.
Te diría, hasta el hartazgo, que el azar del destino no es amo
que al intestino revuelve aquello que la mente niega
y que lo que al corazón resienta al fin le acelera el paso.
Te diría que lo aprendido vale menos que la ignorancia
siempre y cuando la curiosidad venza a la necedad
y sea perseverante el deseo por la verdad y la justicia,
si es que de ellas alguna existe; algo así yo te diría.
Te diría que la existencia es una simple ilusión
y que tal ilusión es realmente compleja.
Te diría que aquello que nos moviliza es también lo que nos aqueja
que perdimos más de lo ganado, que cambiamos la vergüenza
por soberbia, el perdón por consecuencia y la realidad por ficción.
Dejame decirte que muchas cosas te diría, sin embargo, priorizo
tu propio camino hacia lo que consideres y creas como empíreo,
que te transformes a vos mismo, que forjes al azar conforme tu destino
y que crezcas, según tus creencias y tus fuerzas, tanto como puedas.
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