lunes, marzo 31, 2008

Causa y consecuencia -- Poesía

Hay semillas sembradas en el corazón
que se hacen planta, árbol y crecen
tan tan lindas, tan altas, tan fuertes
que llenan sus copas de frutos jugosos y flores hermosas,
con colores vivos, dulcemente olorosas, bien vistosas
donde las mariposas se posan y las abejas zumban
cantan, liban y bailan todas sus danzas plenas en magias
llenando de vida y música los rincones más oscuros,
llenando de esperanza a los huecos más tristes
que dan al alma ese raro no sé qué
de experiencia, inocencia e ignorancia.

También hay plantas rastreras
llenas de venenos, espurios y espantos,
causales de los dolores más profundos y horribles,
que oscurecen y desvanecen a las nuevas esperanzas
que marchitan a las más antiguas
secando las pocas semillas que generan
esa nueva generación de deseos
por lograr algo mejor de uno,
y del mundo que construímos y nos rodea.

No entiendo bien como es la cosa
pero sé que la vida cada cual la vive a su forma,
la moldea, la siente, la entiende y la cree
como mejor le venga en gana
para algunos lo que importa no es lo más importante
para otros las importancias le importan mucho más
que las tantas necesidades,
para otros nada de esto tiene sentido o relevancia.

Lo mejor de todo es que nada tiene sentido
que la lógica de uno no es la lógica de todos
y que la lógica en general es confusa y tendenciosa
que se aplica por igual sin medir las diferencias
existentes y naturales entre las gentes de esta tierra.
Qué hay de malo que seamos diferentes?
que vos seas negro, yo judía, aquel amarillo, el otro musulmán...
nada malo hay en que todos seamos distintos
malo es seguir nuestros más salvajes instintos
y nos matemos, maltratemos o discriminemos
por no entender que en la diversidad se encuentra el todo.

Pero bueno hay que entender que esto ya es filosofía,
y que cada filosofía es distinta
aunque se basen en lo mismo y al mismo lugar
cada una se diriga,
es el modo en que se aplican
lo que las hace desiguales,
así como también lo son los medios
por los que logramos cada logro,
lo que a cada cual identifica.

Esa es la clave de nuestras diferencias tan distintas
depende para quien, tan gigantes o pequeñas
y es por eso que a veces cosas, que creemos pequeñeces,
para otros son horrorosos cíclopes, malosos gigantes
como también sucede a la inversa que la cosa más gigante
nos resulta bien pequeña.

Cada uno de nosotros es capaz
de sembrar semillas en cualquier corazón que exista
que generen plantas rastreras y ponzoñosas
o árboles frondosos llenos de dulces aromas
brillantes colores y vida esperanzadora,

en alguna medida depende de los modos
pero siempre pensá y medí
que también depende de vos
y del esfuerzo en común de todos
en como es que crecerá esa semilla
que vos sembraste en ese corazón.

domingo, marzo 30, 2008

Uno y el recuerdo -- Poesía

A veces el tiempo golpea la puerta
y uno sin saber por qué la abre de par en par
y deja pasar al pasado que llega
con las manos llenas de historias viejas
y los ojos se te empañan
o la sonrisa se dibuja
y de pronto hay miles de mariposas o de brujas
que aterran y alegran tanto tu presente
que uno se olvida los zapatos que lleva puestos
y al mirarse los pies se los ve desnudos
gorditos como empanadas y llenos de mugre
por andar corriendo en patas todo el día por ahí.

A veces el tiempo entra
porque sin querer dejamos la puerta de casa entreabierta
y si no se adentra tanto,
uno recuerda entre calmas y tormentas
esas cosas que hicieron vibrar
de una u otra forma el alma
y te acordás tal vez de algo tan simple
como un abejorro en una margarita
y sonreís tan grande y lindo
que lo único que existe es el mañana
o te acordás de un amigo,
que por una u otra cosa
no se ven hace rato
y sentís esa melacolía tierna
que te abraza el corazón y lo acaricia
con cálida tristeza.

Hay veces que uno sale de la casa
abre la puerta intespestivamente
y va en búsqueda del pasado que cuando no viene
por todos los rincones se mete y aparenta ser una sombra
brindándose de a poco como una amante insegura
y nos dice lo que quiere, cuando quiere y cómo quiere
sin importarle un rábano nuestro presente.

sábado, marzo 29, 2008

El sangriento caso de Jonathan Sinclair -- Cuento

"... el verdadero amor
no es otra cosa
que el deseo inevitable de ayudar a otro
para que sea quien es..."
Saint Exupery


Debe usted detenerse Señor Sinclair, dijo la mujer desesperada apuntando su revólver a la cabeza de Sinclair. Jonathan la miró con los ojos llenos de comprensión, el caño del arma temblaba al son de los nervios de la amante que apenas podía contener sus confusiones internas. Lágrimas enormes rodaban de sus ojos por sus pómulos para morir en sus labios que se apretaban con fuerza. No lo haga inspector, por favor, no lo haga, ya se ha derramado mucha sangre inocente, no quisiera pintar aquella pared con sus sesos. Sinclair sonrió despacito, alejando la aguja de la jeringa llena de neurotoxinas del corazón del hombre que yacía en el piso con los brazos en cruz sobre el pecho. Debo hacerlo señora, si no detengo esto ahora la masacre seguirá noche tras noche, Yo puedo cambiarlo todo, gritó ella. Lo lamento Esther, pero no podrá... su marido ya no es quien usted cree, quien usted amó, él ahora es un vampiro. Pamplinas, quién es usted para juzgar mi amor, que sabe usted de él, del amor, de lo que siente mi corazón? como osa querer arrebatar la vida de un ser humano con la vil excusa que es un vampiro, los vampiros son personajes de ficción Sinclair! los vampiros no existen, no son más que una invención de un escritor de hace varios siglos atrás que publicitaba la religión católica contra el demonio y sus huestes espantando a niños y a hombres místicos e ignorantes... no me diga estupideces inspector, volvió a subir el arma apuntando otra vez directamente a la cabeza de Sinclair. Yo sé que es difícil de creer, pero mañana puede ser usted la que muera desangrada y ya será tarde para terminar con ésta locura de ficción. Usted debe tener otros intereses, mi marido no puede ser un vampiro, demuéstremelo si es que puede... Qué quiere usted que haga Esther? Yo le digo vampiros y usted se imagina muertos vivientes volando por las noches de luna llena, alérgicos al ajo, imposibilitados de ver como le queda el peinado en los espejos, o que el agua bendita o una simple cruz le dejan una cicatriz de quemadura en el cuero, o que el rayo del sol lo quema como si estuviera dentro de un horno de fundición... usted cree que los vampiros vuelan y tienen súper poderes Esther, y no es así, la verdadera historia cuenta que el conde que dio origen a la leyenda era un hombre de armas tomar, sanguinario a más no poder y que bebía la sangre de sus enemigos para atemorizar a todos aquellos que quisieran enfrentársele, de la realidad nació la leyenda Esther, debe comprender esto... Usted es un cínico Sinclair, injurió mientras sus manos temblaban descontroladas. En la oscuridad del sótano donde se encontraban, la lividez de su piel resplandecía como la de la luna llena en mitad de la oscuridad de la noche, el brazo con el que sostenía el arma a cada instante dejaba su posición amenazante y caía lánguido al costado del cuerpo, con el otro brazo se sostenía de la pared que tenía más cercana, todas las extremidades le temblaban y tartamudeaba al hablar, Con su teoría de vampiros no vampiros como me demostraría que él es uno, le sería imposible no es así? por eso quiere acabar con él! No Esther, no es eso, desde hace unos meses una secta antireligión llegó a esta ciudad, utilizaron de templo la iglesia abandonada detrás de la colina cercana al cementerio, se juntaban las noches de luna nueva, en un principio no eran más que siete hombres, los más influyentes del pueblo, tenían fiestas orgiásticas increíbles, traían una virgen de algún lado y la violaban hasta matarla, al morir drenaban su sangre y la bebían presos en un frenesí que no acababa hasta una hora antes del amanecer donde cada uno se iba a su casa con una parte distinta del cuerpo de la víctima... acaso no le pareció extraño que el día quince del mes pasado, pleno verano, usted se despertara y que el hogar a leños estuviese encendido? no le llamó la atención que su esposo después de una larga noche de supuesto trabajo llegara a la casa al amanecer y encendiera una pira? El me dijo que el fuego lo tranquilizaba, titubeó Esther un tanto desconcertada, Claro que lo tranquilizaba expiaba su culpa y su pecado transformándolo en cenizas. Esther trastabilló de la sorpresa, casi cae al suelo liviana como una pluma, anémica y blanca como una colombina. Déjelo, retroceda, no es verdad lo que me está diciendo. Mire las manos de su Esposo, las puede ver? El era contador del banco más importante del pueblo, tenía un salario bastante jugoso, me quiere decir por qué cambió dicho trabajo por el de sereno en el hospital con una paga casi paupérrima? Era muy estresante manejar dinero de otro, suspiró ella casi sin aliento... Eso es lo que él le dijo, pero no es verdad Esther, él se graduó en una de las universidades más importantes del país, era un hombre acostumbrado a dicha presión, esas cosas no le molestaban, dejó su trabajo por el vampirismo, siendo él quién era, no pasó mucho tiempo para que alguien de los que por allí se reunía en dichas orgías lo invite a participar de una, no todo era frenesí, también se atendían negocios de grandes esferas. Basta Sinclair! usted me quiere confundir, él vivía muy estresado y con el fuego se distraía! Dígame Esther por qué después de cambiar de trabajo seguía armando fogatas nocturnas? dígamelo! No lo sé Sinclair! no lo sé! sólo sé que él es un hombre tierno y amable que me cuida como si yo fuera un ángel, no se imagina lo difícil que esto resulta con mis celos, mis inseguridades y además esto que me pasa... hizo una pausa silenciosa, casi arrepentida de haber abierto la boca. Usted lo sabe? acaso usted también está metida en esto Esther? nunca se preguntó el por qué de su temblequeo y la lividez en su piel, seguramente usted era una mujer de gran porte y ahora es casi piel y hueso, se la ve débil y sin ganas, apenas tiene fuerza para hablar y es por eso que grita, por eso se tambalea de aquí para allá como un potrillo recién nacido Esther, usted está sirviendo de alimento a su marido! Ahora me acusa a mí Inspector! usted se ha vuelto loco? Acaso últimamente no se enferma más a menudo? Si, contestó en un suspiro, Acaso no hay días en los que se despierta abombada, debilitada con pequeños moretones en alguna parte de su cuerpo? Basta Sinclair! Basta nada Esther, su marido le está quitando sangre para beberla, si usted no está al tanto entonces él se le quita mientras usted duerme! vamos Esther, entiendo que el amor es ciego, pero debe abrir los ojos, debe ver y darse cuenta lo que está sucediendo, en pocos días más usted no tendrá ni un solo glóbulo blanco en su torrente sanguíneo porque no tendrá sangre en sus venas, comprendo que el corazón tiene razones que la razón no comprende, pero está llegando muy lejos. Esther cayó sentada al piso ya sin fuerzas, ni llorar podía por la debilidad que la afligía. Sinclair trató de dar un paso hacia ella pero una mano lo tomó fuertemente de la muñeca, sintió que su sangre se helaba, el hombre tendido en el piso lo asía con una fuerza descomunal y sobrehumana, Deje a mi mujer en paz! ordenó con una voz gutural y siniestra, con un mínimo movimiento arrojó a Sinclair contra la pared más lejana de aquel sótano, se estrelló contra el muro como se estrella un papelito echado al cesto de la basura, el chupasangre se puso de pie y se acercó a Esther tomándola entre sus brazos, la apretó contra su cuerpo, ella susurraba y gimoteaba mientras él la acariciaba con la mano pesada por los largos y debilitados cabellos. Sinclair se irguió tomándose la cabeza mareada por semejante golpe, tomó la jeringa y se abalanzó sobre ellos, con otro rápido movimiento de mano el hematofago lo tomó por el cuello y el investigador quedó atrapado por esa mano que lo apretaba como si la misma fuera una morsa, con Sinclair tomado por el cuello se puso de pie arrebatándole la jeringa de la mano para hacerla trizas apretándola apenas. El rostro de Sinclair comenzó a ponerse morado por las asfixia y sus piernas pataleaban en el aire tratando de asestar algún puntapié en la entrepierna de la bestia vampirezca, pero cada patada que daba no surtía el efecto necesario y parecía dar cada vez más fuerza a la bestia que albergaba aquel hombre, éste comenzó a acercar el cuello del investigador a su boca, los ojos de Sinclair se dieron vuelta y todo se volvió oscuro, sintió un pinchazo en la carne y pronto sus energías comenzaron a declinar, sentía que la vida se le iría en un próximo suspiro. Escuchó un estallido, una explosión de pólvora, la presión en su cuello cedió y mientras caía al piso pudo tomar una interminable bocanada de aire. Levantó la cabeza y pudo ver con sus ojos al hombre vampiro darse vuelta sobre su cintura y mirar a su amada Esther, sorprendido. Ella aún sostenía el arma que humeaba por su tiro letal que había penetrado en el pecho del hombre que se tapaba el agujero provocado por la bala y llevaba su mano ensangrentada a sus labios y se esparcía la sangre por la boca, y sonreía extasiado por un extraño placer que le recorría por la espina. Esther se le acercó con lo último que le quedaba de fuerzas y lo abrazó dulcemente, él embebió los labios de su amada con su propia sangre y se besaron apasionadamente. Doce minutos es lo que tarda comúnmente un hombre en morir cuando se desangra, pueden pensar que esto es poco tiempo o mucho, todo depende, en su caso esos doce minutos no existieron ya que tardó más de media hora en dar su último suspiro. La buena de Esther murió antes que él, al escapar de sus labios su último adiós, él acarició la lívida palidez de su rostro con lágrimas en los ojos. Sinclair ya recuperado se acuclilló cercano, ya no había nada que hacer ni que temer, la muerte del hombre era inminente. Que no se sepa nada de esto Sinclair, que el nombre de mi mujer quede limpio de cualquier perjurio, me volví un adicto al consumo de sangre, por eso dejé mi trabajo y tomé el del Hospital, no quería pertenecer a esa secta de sádicos que violaban y ultrajaban a pobres niñas, pero ya era tarde cuando lo decidí, la necesidad de beber sangre me llevó a robar las donaciones que allí se guardaban y cuando caí bajo sospecha, comencé a drenar la sangre de mi mujer, noche tras noche, hasta dejarla casi muerta, así de seca como la ve. Yo maté a mi mujer Sinclair, así como a un par de jóvenes y niñas de los poblados cercanos. Queme mi cuerpo y entierre mi nombre, pero haga saber la historia de Esther, haga saber que ella no tenía nada que ver con esto, que si no hubiera sido por ella yo lo hubiese matado a usted y vaya Dios a saber a cuánta gente más. Cuente que Esther le salvó la vida, a usted, a muchos más que a usted, y por favor diga que también salvó la mía. Sinclair acarició el cabello del hombre, lo tomó por las axilas y lo acercó aún más al cadáver de su difunta esposa. No tema, su nombre y el de Esther quedarán limpios, ya tenemos la lista de los hombres que asesinaron y ultrajaron tantas niñas, sé que usted no es un santo, pero entiendo también que siente arrepentimiento en su corazón, espero por su alma que Esther interceda por usted, cuando sea el momento en que Dios, juzgue su destino.

viernes, marzo 28, 2008

Profesiones, el policía -- Poesía

Eugenio Zappietro - Escritor. Genio. Policía.
Botón, rati, azulito,
cana, poli, yuta, vigilante,
edil, coimero, oficial,
así le llamamos en mi paisote
a los guardianes de la ley y el orden.

Claro que en mi paisote la ley y el orden
son tan flexibles, que la bendita policía a veces
se transforma en maldita,
y comete crímenes mucho más violentos y salvajes
que lo mismos criminales.

Claro que también y por lo general
arriesgan sus vidas en cada esquina
por un par de monedas que es su mesada o su jornal,
y a tiros se enfrentan con aquellos que con violencia
toman como propias pertenencias ajenas,

o que violan a nuestros hijos, o a nuestras hijas
madres y hermanas o arrebatan las vidas
de los seres que más queremos
a veces por no más que un par de zapatillas
o pelusas y monedas que quedaron en el fondo del bolsillo.

En mi paisote como en el mundo entero
hay policías malos, hay policías buenos,
están los que son eficaces como chacales
y los que no sirven siquiera para encontrarse
a sí mismos frente al espejo del baño de la comisaría

Muchos están en contra de sus medidas,
pero ellos responden órdenes que llegan de arriba
donde un par de cerdos con las barrigas llenas
digitan el destino y la ley de un país
sin pensar siquiera en qué esta pasando acá abajo

los cerdos ordenan reprimir, sin recordar lo que decía el general,
él mismo rezaba que "la violencia engendra violencia".
Cabe aclarar, que el pueblo de este paisote
tampoco es ningún bebé de pecho y más de una vez llegó al borde,
con sus malos modos al reclamar.

La policía en cada país del mundo
no es más que un índice de cuan podrida está la sociedad.
cada pueblo tiene la policía que merece y/o necesita,
donde haya leyes habrá policías que las hagan cumplir
y personas dispuestas a transgredir.

Por ésto la próxima vez que veas a un policía
antes de hacer o pensar cualquier cosa
imaginate un espejo imaginario frente a vos
y ponete su uniforme, y calzate sus zapatos
y mirate un buen rato

con el tiempo nos daremos cuenta
todo enfermo necesita de su enfermera
al menos, hasta que la muerte los separe.

jueves, marzo 27, 2008

Recuerdo de dos atardeceres -- Poesía

Un recuerdo, una tarde,
el sol naranja lamía el horizonte
y todo se teñía de cálidos colores,
tenías el pelo suelto volando al viento
y tus dos ojos clavados en los míos.

Me mirabas desde tan profundo
y tan profundo llegaba tu mirar
que sentía el cuero temblar emocionado,
abrazado por tu corazón
atrapado entre las piernas de tu alma.

Tus palabras con olor a menta
me llevaron de paseo,
volamos por todos lados,
tal vez también recuerdes,
las nubes fluorescentes, el cielo calmo.

Me acuerdo de tu mano acariciándome el rostro,
de tus ojos mirando mis labios
de tu boca besando mis besos
de nuestros cuerpos apretados
y la promesa de un te amo

mientras tanto desde el cielo
brillantes, confidentes,
forjaron las estrellas
tu recuerdo en mi memoria
imborrable, permanente...

Se pierde en el olvido
aquel adiós entre los dos
una tarde cualquiera
entre la seca hojarrasca,
tres golpes a la puerta

y al abrirla, del otro lado,
esperaba paciente la parca
te buscaba, solo a vos te buscaba
no le importaba yo, ni nuestro amor, ni nada
te arrebató y dejó de vos tan solo un recuerdo

imborrable, permanente,
de un sol naranja en el cielo infinito
tus dulces palabras con olor a menta
tu boca en mi beso
y los golpes sonando en la fría madera.

miércoles, marzo 26, 2008

Tantas cosas lindas y tantos imbéciles sueltos -- Poesía

No conozco Nueva York
tampoco París, Madrid o Roma
no conozco Londres,
ni Dublin, ni Oslo, ni Moscú, ni Pekín,

me encantaría conocer el Tibet,
los siete mares mediterráneos,
las infinitas islas del Pacífico
y recorrer las selvas de la Africa Negra.

Pasearme en avioneta sobre el desierto del Sahara
mirar la aurora boreal antes de tomar una siesta
navegar a orillas de todo ese hielo que llena el sur del planeta
y ver la violencia volcánica ahí cerca de las costa de Hawaii.

Quiero conocer personalmente
el lugar exacto donde se mezclan
un río amarillo y un río negro
dando vida al Amazonas.

Me gustaría poder beber agua
de cada río que baja de la montaña,
de cada lago, de cada vertiente
sin el miedo a muerte que esté contaminada.

Y sabés por qué escribo esto?
Porque no creo que sea posible que yo lo vea, que yo lo viva
y lo más seguro, que si las cosas siguen como hasta ahora,
no creo que sea posible que vos lo veas, que vos los vivas,

porque el mundo se volvió loco
y la gente pareciera que lo que quiere es destruir el planeta
y como viene la mano, nadie es capaz de parar esta locura
por esto es que escribo para las generaciones futuras

para que sepan que alguna vez existieron
cosas que fueron distintas y especiales
y que a esas cosas las destruimos
con saña, ambición y perversión

que nunca pensamos más que en nosotros mismos
y de una manera tan tonta es que lo hicimos
que nunca vimos que era lo que pasaba a nuestro alrededor
y echamos la vida por tierra hasta enterrarnos en nuestras miserias.

martes, marzo 25, 2008

Una y otra vez lo mismo, será que no me canso -- Cosa

Qué increíble, qué mañana! De tanto ir de acá para allá y prestarle atención al mundo me olvidé que existo, que yo también soy parte de esto. Pero bueno, al menos pude parar un poco, poco después del medidodía, y darme cuenta que a pesar de todo el mundo que me rodea, puedo subsistir y seguir haciéndome cargo. Cargo de mi, de mis aciertos y mi yerros, de mis cosas, de mis cisas, de mi amplia gama de exóticos y distintos sinsabores, están los que son sosos, los ácidos, los fuertes, los dulces, los salados, los otros de los cuales no quiero ni hablar. Me dí cuenta que puedo hacer y dejar hacer, que puedo delegar y decir que no cuando creo que no es la respuesta necesaria. Me di cuenta que puedo ponerme de pie ante la adversidad, y dar un paso más, aunque no me den las ganas, aunque no tenga fuerzas, aunque me crea derrotado, derretido, aborratado, último, primero, destruído. Aunque no tenga piernas, seguiré avanzando, claro que técnicamente no sería apropiado escribir de a pasos agigantados, pero poéticamente cabe la posibilidad de decirlo de esa manera. Aunque hoy no sea mi día más bucólico, tal vez por que la mañana me dio de a palos y a la hora del almuerzo me dejó descansar un rato, no lo sé. Lo que si sé y de esto estoy seguro, es que si uno sale a buscar, encuentra, a veces no encontrás exactamente lo que buscás, a veces puede que encuentres cosas similares que tal vez sirven de algo, o cosas inútiles que de nada sirvan pero si te ponés a pensar, qué importa? Acaso algo sirve de algo? En la vida solo sirve el estar vivo, pensar, sentir, entrar, llorar, reir, creer, salir, buscar, encontrar, ir tras eso que creés o querés que te hace y haga falta son solo condimentos que salan o sosan la existencia. Si buscás, encontrás o no encontrás, y esto solo sirve a tu ego. Lo fundamental es el movimiento, la nada es lo único quieto. Por eso si pretendés algo tenés que ir por todo, sin dudarlo.

lunes, marzo 24, 2008

La memoria del capitán -- Poesía

Puedo ser jueza,
porque puedo ser esclava
reina, silencio, suspiro,
el ahogo de un grito,
de amor, desesperado,
de furia, apasionado.


Puedo ser el motivo
para dar ese paso hacia el abismo
o para subir otro peldaño
y acercarse a ese cielo
por el que tanto trabajaste, deseaste,
ese por el cual estamos.


Puedo ser lo que quiera
o lo que quieras, lo mismo da
puedo ser sueño, pesadilla
la luz que te guía o la sombra que te aterra
escondida en lo oscuro
y que silenciosa espera.


Puedo ser lo que me pidas
lo que necesites, lo que pienses,
puedo ser lo que se te ocurra
cualquier ocurrencia que tengas es posible que sea
pero nunca creas, ni pienses
que puedo dejar de ser yo misma.


Que sea sienta y esté incondicional
al capricho de tus vientos y mareas
no me transforma en una cáscara de nuez
que sin timón ni vela a la deriva navega
sin puerto al que volver jamás
o destino final donde pueda morir en paz.

domingo, marzo 23, 2008

Latinoamérica, despierta! -- Poesía

Si ves que mis puños se cierran
y por la boca se me escapa el alma
verás que mis ojos se cegan
por la impotencia que ellos me causan

Por la furia que siento
es que mi grito es de guerra
porque nos apretan y nos dejan
sin razón ni razones

aplastando nuestro corazón
que busca la libertad
que ellos siempre nos niegan
y no nos dejan avanzar

con su fuerza desmedida
nos coartan la posibilidad
de aprender o de sanar
de crear, de empezar

plantan aquí y allá su bandera
sin siquiera pensar
que también somos humanos
y que tenemos necesidad

que corre sangre en nuestras venas
y es con nuestra sangre
con lo que ellos riegan
nuestro suelo, nuestra tierra.

Con plomo y puño de hierro
acallan la esperanza
que late con anhelo en nuestro corazón
de construir para todos un futuro mejor

Y ellos no nos quieren dar,
ellos nos quieren coartar,
ellos no nos dejan crecer,
es su falsa justicia la que nos obliga a pelear.

Así que si ves que mis puños se cierran
y que por furia ando por ahí a los tumbos
no es porque me haya perdido
si no es que al fin me han encontrado.

Sepan que me estoy levantando
que es necesario que emerja mi gente
para cortar de cuajo estos miles de años
con lo que nos apretan, nos roban, nos llenan

de mentiras, de golpes y torturas
de carencias, maldad y marginalidad,
de amenazas, de miedo y misiadura,
que nos infligieron sin razón

ya ves
esta es nuestra tierra
y es nuestra sangre con la que la riegan
y se la llevan despacito

dejándonos solos a su capricho
en un infierno de bombas y tiros
con asesinos malparidos
que devoran nuestro corazón

sin razón más que su avaricia
y su desmedida codicia
con la que no miden
no piensan,

no creen,
que con ella y por ella
nos generan tanto dolor
en el alma y en el corazón

que tarde o temprano escapemos
de este letárgico sueño en el que nos metieron
y a viva voz gritemos de manera enérgica:
Latinoamérica, llegó la hora de estar despierta!

sábado, marzo 22, 2008

Buenos Días -- Poesía

Buen día vida!!
Qué lindo día que pariste,
el sol remolón y tranquilo
se despertó bien tempranito
y con sus dedos empezó
a acariciar todo mientras juega
con las sombras que proyecta
sobre la fértil tierra.

La noche va quedando atrás,
pero quedan curiosonas
colgadas del amanercer algunas
estrellas brillantes que titilan celosas
mirando el esplendor de febo
iluminando tanto el cielo
que tristes y silenciosas
se van desvanececiendo.


Queda apenas un poco de la luna
que sonríe y aconseja a las estrellas
"es hora de ir a otro lado del mundo
no lloren, que no les duela,
mañana estaremos acá de vuelta
asombrando las luces,
guiando en lo oscuro,
marcando al mundo el rumbo
como un hermoso mapa
no lloren, no sean celosas,
es más lindo el cielo nocturno
con todas ustedes brillando en lo alto
que el cielo de todo el día
con una sola luz que brilla"

Buen día vida
ya mismo salgo de la cama
y voy a disfrutar de tu creación más linda!

viernes, marzo 21, 2008

Vida para vivir -- Poesía

Sabés qué es lo lindo que tiene la vida?
Que cuando pensás que llegás al límite
un nuevo camino se abre de la nada
y todo comienza otra vez y sin demoras
y uno vuelve a ocuparse en todas estas cosas
que lo mantienen activo y con la mente fresca
para seguir adelante y no aflojar la cincha, nunca.

Lo bueno que tiene la vida es que nos llena
de hermosos mensajes ocultos en todas partes,
que coloréa cada uno de nuestros cepias paisajes,
sazona nuestros desabridos momentos con sorpresas
regalándonos el don de atenernos a nuestras creencias
aunque no estemos cien por ciento seguro de ellas
y así, buscar la mejor forma para autosuperarnos
y ser mejores, y estar mejor, y contactarnos con lo más profundo
con lo más importante, lo más íntimo de nuestro ser
y poder convertir el paraíso en uno o más infiernos
o hacer realidad tu sueño perfecto.

Sabés que es lo hermoso que tiene la vida?
Pues que está viva en cada uno de los corazones que laten
que sueñan, que buscan, que encuentran, que desean,
que no importa si te falta una pierna o las dos, o los brazos.
que te haya reventado al cabeza, que te digan, que creas o sientas
que tus días, por esto o aquello, están contados, y por eso,
la esperanza marchita no golpea la puerta hace años.

Mientras la vida vive en vos, continuamente todo se renueva
y vas a luchar para que todo siga, para no detenerte,
para que la situación no te doblegue y en el que caso que eso pase
que puedas levantarte, y seguir adelante.

Por que a pesar de castigarnos duro, de enseñarnos la realidad
de mil y un maneras distintas hasta que al fin las aprendemos
también sabe acariciarnos el alma, darnos un respiro
y llevarnos de la mano a pasear a donde sea
dándonos esa seguridad mística y divina
que a pesar de estar hastiado, desnudo, roto
por haber olvidado el sueño que hasta acá te trajo.

Si sos capaz de dar otro paso, otro más para acercarte a ella
sabés que todo es posible, que el sueño no ha muerto
y que ser feliz no es la utopía perfecta,
si no más bien, una simple y hermosa filosofía
que te hace ver, querer y amar
a algo tan simple, fuerte, delicado y misterioso
como el milagro de la vida.

jueves, marzo 20, 2008

Reencuentro -- Cosa

Me veo en tus letras inocentes,
reflejado, sincero,
sin dimes ni diretes
desnudo ante mis ojos
como Dios me trajo al mundo
y me reconzoco
como una masa tangible
de huesos, músculos, grasa, tendones,
tengo sentimientos puros
pensamientos necios también tengo.

Por eso verme reflejado en tus letras inocentes
me hacen responsable de mi mismo,
me aclaran las intenciones,
desaceleran el ritmo cardíaco
me pongo de frente, cara a cara
con esa realidad que a veces cuesta tanto de ver
de entender, de aceptar y comprender,
y a veces lloro y a veces río
y si puedo, casi siempre, algo aprehendo
para aprender a mejorarme día a día.

Dame un tiempo más entre tus letras,
dejame bañarme un tiempo prudente entre tus vocales
bailar por tus consonates, pasear por ese laberinto de espejos
que forman tus oraciones en mi conciencia,
dejame encontrarme que estoy perdido
buscándome sin encontrarme
con la esperanza intacta
y la furtiva necesidad de volver a verme
en cualquier charco de agua mansa.
Dame un rato entre tus letras

necesito un tiempo para reconocerme.

miércoles, marzo 19, 2008

Estás en mis manos -- Poesías

Vuelvo, a pesar de nunca haberme ido
estoy de vuelta, con mucha más fuerza que antes
me planto, de pie y dispuesto a todo
acá no hay secretos
al pan pan y al vino vino viejo

Como siempre
las cosas son como son y uno
le guste o no, se debe aceptar y armarse
para seguir adelante hacia donde
se lo haya propuesto

Habrán dudas, molestias,
situaciones prometedoras
y también habrá de las otras
de las que no valen tanto la pena,
pero hay que enfrentarlo todo.

No hay que hacerle asco a nada
hay que abrirse para que más cosas lleguen
a los lugares que antes nada llegaba
y hacerse fuerte, fuerte ante uno mismo
que no es igual que hacerse el fuerte ante los demás.

Hay que salir, salirse de uno y mirarse desde afuera
y despersonalizarse y olvidarse de los porques y los por qués
y vivir la vida así como venga, aunque esté descalza,
vestida, desnuda, entregada, abnegada
o venga con todas las ganas de agarrarse a trompada limpia

Así como vos, las cosas son como son
no hay mucha vuelta, no hay a quien declararle la guerra
no hay culpables, acá somos todos responsables
así que volvé a ponerte el cinturón en la cintura
que la vida no es una guerra, pero si es una luenga lucha

que no la gana nadie, ni siquiera el que más pelea
no la gana el gran guerrero ni el que aprendió a vivir con paciencia
esta lucha siempre siempre la gana la muerte
por esto es decisivo, que sepas, que entiendas
que mientras vivas, todo de vos depende.

martes, marzo 18, 2008

Un día de lara la lalá -- Poesía

No hay nada en el mundo
que sea más lindo que
salir de adentro hacia afuera
y buen diar al astro rey

Que mil y un palomas
se pongan a cantar
cu curru cucú cu cu cucú
en el dintel de las ventanas

Que haya niños en las escuelas
con su blanco delantal
todos sucios por los juegos
que juegan en los recreos

Escuchar como se ríen
de esa forma tan especial
y mirar a una pareja
como se miran al besar

sé que sueno voyeurista
pero a mi me da mucha paz
saber que hay gente en el mundo
que aun no marchitó la capacidad de amar.

Bajo la sombra del olmo
me echaré a descansar
miraré pasar las nubes
mientras morfo un chegusán.

Hoy va a ser un día hermoso
así que saldré a pasear un rato,
espero que el viejo olmo
esté donde siempre supo estar

y me dé su sombra, su paz,
su paciencia, su estoicidad
frente a los abatares del tiempo
sin rendirse jamás, de pie ante lo eterno.

lunes, marzo 17, 2008

Ventajero - Poesía ya publicada el 22/11/06

Tengo la delicadeza de mirarte expectante
casi alucinado y al borde del yerro, tal vez,
solo por conveniencia

y escucho cada palabra que decís
y veo cada gesto que hacés
y entiendo cada mirada que echás
y descreo en esa sonrisa flácida y sin alma
que paseás por ahí sintiéndote dueño de todo.

Siempre tenés sonrisas, abrazos y si como no
para todos los que se te acercan, tal vez,
solo por conveniencia

y escuchás cada palabra que te dicen mientras hilás,
aprendés, pregenéas y estudiás los gestos ajenos
para corromper la naturalidad de los tuyos
y te desentendés de las miradas que quieren
simplemente conocerte y te paseas por ahí
esperando robarle al mundo esa oportunidad
que tanto andás buscando sin importar el costo.

Espero que atiendas, entiendas y aprendas
todo lo que necesites saber, antes que la vida vuelva,
y te deje mirando al norte.

domingo, marzo 16, 2008

El feroz caso de Jonathan Sinclair -- Cuento

Una noche del mes pasado fue cuando comenzó a suceder todo, la recuerdo porque un circo llegaba al pueblo cercano. A partir de esa noche una catástrofe tras otra comenzaron a sucederse. Mi mujer, que en paz descanse, tuvo un tremendo problema es sus ovarios de jovencita, por lo que le fueron extirpados y nunca tuvimos hijos, claro que pensamos en adoptar, pero entendimos que si Dios no da, por algo será. Igualmente, como información aparte, nos encargábamos de dar de comer o dar trabajo a los niños de por aquí cerca que estaban un poco más carenciados. Mirta, mi difunta esposa, los pasaba a buscar por sus casas y los llevaba a la escuelita rural dónde los educaba. Juntos hacíamos el trabajo en el campo. Ella enseñaba por la mañana, y a la tarde ya estaba sobre algún corcel arriando el ganado o mismo, delimitando el campo... siempre hay algún bribón que rompe el alambrado. Colectaba los huevos de las gallinas, preparaba la huerta y cualquier cosa que estuviera ya madura era nuestra cena, cuando carneábamos algún animal nos dábamos un merecido festín. Eramos muy felices juntos, disfrutábamos de una vida plena llena de amor y compañía, la gente de alrededor nos quiere mucho; cuando caímos en desgracia nos ayudaron con toda la buena voluntad del mundo, en una sequía fuerte que hubo hace dos años, estuvimos todos al borde de la quiebra. Pero nos organizamos y entre todos salimos adelante, imagine cientos de personas trabajando juntas con un mismo fin común. Sentimos la utopía del mundo perfecto florecer. Bien sabe que dicen que no hay mal que dure cien años, y así fue, tal vez Dios conforme con nuestra actuación de buenos parroquianos y seres humanos cooperativos, nos dio en un guiño, al año siguiente, la mejor de las crías, de las cosechas, no hubo plagas ni aves que destrozarán nuestros sembradíos, imagínese lo extraño que el año pasado fue, que el gato estaba aburrido por la falta de ratones y el pobre no tenía que cazar. Imagine semejante milagro! En medio del campo ni un solo ratón acechaba los silos desbordados de comida. Empezó el año y todos en la abundancia seguimos compartiendo y distribuyendo de tal forma que se crearon más trabajos y la economía de los alrededores comenzó a crecer de manera descomunal. No había celos ni molestias, un gran equipo de distintas cabezas iba avanzando hacia un estándar de vida mejorado. Imagínese como habrá sido el crecimiento, que hace un mes un circo llegó al pueblo. Un circo! Puede usted imaginar eso Sinclair? A este pueblo no venía si quiera el recaudador de impuestos hace veinte años atrás... pero el año pasado comenzaron a llegar. Hasta en el banco pusieron una caja fuerte! Se imagina? Sepa disculpar mi sorpresa y mi repetición en ésta, tal vez usted esté acostumbrado a circos en su pueblo y cajas fuertes en los bancos y hasta tal vez a más cosas de esas, pero aquí... Aquí apenas conocemos nuestras caras y la del señor que maneja el camión que viene una vez al mes a recolectar las cosechas, los granos y las bestias vivas para ser carneadas y comidas en los pueblos y ciudades importantes de los lejanos alrededores. Aquí no existían esas cosas, imagínese que el señor del camión necesitó comprarse tres camiones más para cubrir la semejante oferta que con estos años de abundancia nos bendecían. Recuerdo la noche en que el circo abrió sus puertas, en medio de la nada se erigía una carpa gigantesca, magnífica, llena de fieros animales, había todo tipo de cosas que parecían llegar de otro planeta, hombres increíblemente grandes y musculosos, hombres tan pequeñitos que parecían niños, mujeres peludas, seres con rostros deformes encerrados en jaulas de gruesos barrotes de hierro, animales de todo tipo, de los que algunos apenas puedo recordar el nombre... Había elefantes, unos caballos con cuellos excesivamente largos, otros bellamente vestidos con rayas blancas y negras; ñandúes negros y blancos pero de un tamaño descomunal, gatos enormes con una melena tremenda, lagartos gigantes con feroces dientes; perros de gran bravura y un tamaño abominable, quitaban el aliento tan sólo al verlos... No sé si le conté, pero esa noche, cuando el circo abrió sus puertas había un algo extraño flotando en el aire, un clima denso que podría cortarse con una navaja. Yo soy un hombre supersticioso, pero esa noche de luna llena le atribuí el problema que nos circundaba a la expectativa que el circo había generado entre las gentes de los alrededores. Todos estábamos queriendo ver de cerca a esas bestias que habían desfilado dentro de las jaulas. Sabíamos que esos hombres bravos se encerraban con las mismas y las hacía cumplir trucos, y las trataban como si fueran mansas mascotas...
La luna estaba en lo alto, iluminaba todo, uno podía ver a más de un kilómetro de distancia sin forzar la vista siquiera. Por lo que con Mirta decidimos ir al espectáculo caminando y aprovechar de la hermosa noche estrellada que bailaba en lo alto esa noche. Después de unos kilómetros de caminata, comenzamos a notar que el aire estaba teñido por un suave aroma a tierra húmeda. Nos miramos en la oscuridad y nos sonreímos, ella y yo nos prometimos eterno amor en una noche del mes de Enero muchísimos años atrás cuando una lluvia impertinente y sin permiso nos aguó un picnic en la mitad de la nada. Cómo y cuánto que reímos esa noche Sinclair, tanto así, que cada noche de lluvia nos amábamos con cada mirada que nos regalábamos, con cada palabra que nos decíamos, con cada caricia que nos dábamos profesábamos y prometíamos el amor, como aquella noche de Enero hace tantos tiempos atrás. En fin... como le contaba, el cielo seguía puramente despejado, ni una nube manchaba su virginal infinidad, sin embargo, el aroma a tierra húmeda siempre pregona tormenta. Soy hombre de campo Sinclair, las tormentas no me asustan ni amedrentan, pero si hubiera sabido el costo a pagar por dicho hecho, la hubiese tomado a Mirta de la mano y la hubiese hecho regresar a la casa. Esa noche la tormenta me arrebató el amor de mi lado, roció mi corazón con tal amargura que hoy me ve aquí tendido, sin ganas, sin fuerzas, desesperado, desesperanzado. No me levanto de esta cama desde hace unos días, tan terrible fue lo sucedido en aquella luna llena que siento no dormir en paz nunca, todas las noches vivo salvajes pesadillas y cada mañana me despierto cansado como si hubiera corrido por todos lados, con rasguños... hay veces que tengo heridas en carne viva, las manos ensangrentadas, barro en los pies, en el cuerpo... No me muevo de aquí desde que me arrebataron todo, porque no solo se llevaron a Mirta, me arrebataron todo... malditos. Sinclair interrumpió por primera vez el relato de este triste hombre con el corazón diezmado. Malditos? quiénes malditos? desde esa noche que usted no se mueve de esta cama? acaso no come? no bebe? no va al baño? cómo es que tiene todo su cuerpo con esas costras de tierra seca si usted no se mueve de aquí? quién se encarga de sus animales, de su granja, de su huerta? qué fue lo que sucedió esa noche? quiénes malditos? dónde está el gato? El hombre dio un largo suspiro y coartó de caer al suelo una lágrima que había escapado de su corazón partido. Ellos malditos, esos que llegaron para aprovechar de nuestra abundancia, trajeron la maldición a mi campo, a mi vida, a mis animales, a mi amor... Sucedió que al faltar un kilómetro para llegar a la carpa se desató un viento muy violento que azotaba como si fuera un ciclón. Cuando usted venía habrá notado que no hay muchos lugares donde repararse del viento, hay en algún que otro lugar un monte pobremente poblado de árboles y después kilómetros y kilómetros de tierra cultivada o para pastoreo y nada más.
Imagine la fuerza que tenía el vendaval que la pobre Mirta cayó al suelo sentada, me agaché rápidamente con tal de no ser arrojado como mi esposa, y me así firmemente de unas pasturas que estaban por allí, le juro Sinclair que si no hubiera sido por eso, me hubiera volado unos metros hacia atrás, figúrese que tuve que tomar la mano de Mirta ya que ella se deslizaba hacia donde soplaba el viento con una velocidad casi increíble. En ese momento, en el que nos tomábamos del piso para no volarnos... se comenzaron a escuchar unos sonidos terribles, al principio creí que era el cielo tronando, pero no había luces de relámpagos (todavía), cosa que llamó levemente mi atención ya que un sonido infernal como el grito de una bestia desesperada, se oyó retumbando por todos lados. A pocos metros un elefante pasaba rodando arrastrado por el viento... miré hacia arriba queriendo elevar una plegaria y fue cuando vi la enorme carpa elevándose hacia cielo cubierto por nubes negras que se erguían hacia el infinito con relámpagos internos. Dios parecía enfurecido o tal vez la furia le pertenecía a Satanás y la descargaba sobre la comunidad perfecta, yo no lo sé. Lo cierto es que del cielo comenzó a caer granizo, las bolas de hielo tenían el tamaño de una pelota de tenis; viera con que furia golpeaban, caían fortísimo rompiendo todo lo que tocaran. El viento amainó bastante, pero viera usted qué espectáculo... Las rejas de las jaulas del circo se encontraban desparramadas por todos lados cerca nuestro, si no puede imaginar la magnífica situación es porque no recuerda que nos faltaba un trecho bastante largo para llegar al circo, que esas rejas estuvieran ahí, que el elefante rodara por el campo como una pelusa ante una brisa, era algo sobrenatural Sinclair. Tan fuerte caían las bolas de hielo que una dio en el brazo de Mirta quebrándolo en tres partes, puede usted creer, se escuchó el furioso crack de la rotura, desconcertado la tomé de la otra mano y la obligué a correr junto a mi, refugiándola con mi cuerpo, cubriéndola de los golpes de los pedazos de hielo que me iban cayendo en la espalda como garrotazos. A metros de llegar al monte, donde bajo unos árboles encontraríamos refugio, tuve la mala suerte de que una bola de hielo me diera justo en la pantorrilla con tal fuerza que me quebró la tibia y el peroné. Mirta con una mano y yo con una pierna, tamaña desdicha, trate de imaginarse ese cuadro dentro de una tormenta furibunda de viento y hielos asesinos viniendo del cielo. Por fin llegamos al resguardo de los árboles al tiempo en que el hielo se transformaba en agua. Parecíamos estar detrás de una catarata, no podíamos ver que sucedía fuera del monte ya que una cortina blanca de agua caía continua, constante, sonante. Poco a poco se iban formando grandes estanques de agua. Nos abrazamos con Mirta y lloramos tristes, asustados, parecía una maldición pergeñada por algún ser maligno. No sé cuanto tiempo pasó de esa lluvia terrible, de ese diluvio, temimos morir ahogados. Lo que sí recuerdo, es que después que paró la lluvia, las nubes parecieron bajar del cielo hacia el mismo suelo, una niebla densa y blanca se asentaba hasta la altura de nuestra cintura. La luna volvía a iluminarlo todo y las estrellas seguían titilando allí como si nada pasara. Hacía un frío espectral, casi sepulcral, nunca hizo tanto frío por estas tierras. Mirta me cargó en su hombro, en el que tenía bueno, y comenzamos a regresar a casa para darnos primeros auxilios, tanto ella como yo sabíamos de estas cosas. Fue terrible el camino de regreso, la niebla no dejaba ver el suelo donde pisábamos, sumarle a esto mi pierna quebrada, y le dará como resultado que estábamos en el suelo cada tres pasos. No sé si fue el dolor o qué, pero creo haber visto los ojos de Lucifer en el medio de la nada, dos pares aquí, otros dos pares allá, y otros dos... nos quedamos congelados de temor viendo como nos miraban y hacían ruidos y gruñidos extraños, de pronto y por sorpresa algo cayó sobre mi espalda y me desplomé aturdido. Traté de erguirme pero en el momento que lo hacía, escuché a mi amada dando el grito más desgarrador que oí en mi vida, mucho más terrible que el barritar de aquel elefante cuando el viento lo arrastraba. Entre la niebla apenas pude ver sus pies pataleando como locos, salvajes, en un frenesí fuera de lo normal, de lo natural pero súbitamente quedaron quietos, tiesos y al instante empezaron a alejarse suavemente perdiéndose en la espesura de la niebla. Me arrastré hacia allí, hacia ella. Una figura negra de cuatro patas apareció ante mi, como una sombra, de la nada. Tenía los ojos iluminados vaya el demonio a saber por qué, se abalanzó sobre mi con las fauces abiertas y ensangrentadas, mordió mi mano la cual había levantado tratando de frenar su feroz embestida, se escuchó un estallido y el cánido cuadrúpedo salió corriendo herido entre las sombras. Esa fue la última imagen que recuerdo, ya que después perdí el conocimiento y no me desperté hasta tres días después en una cama de la salita sanitaria que tiene el pueblo... Qué pasó? Cómo llegó ahí? El dueño del circo con los domadores, apenas se desató la tormenta, comenzaron a asegurar a sus animales, pero algunas de las jaulas cedieron y muchos escaparon, pudieron recuperar vivos a la mayoría. El pueblo entero ayudó en dicha proeza, yo no, yo aún estaba sin sentido. Y su mujer? Mi mujer fue hallada muerta, masticada por animales salvajes, perros seguramente... yo me salvé de milagro. Su gato? Salió a las corridas cuando me vio regresar, fue lo primero que hizo al verme, aún no regresa... Quién cuida de sus animales ahora? Nadie, poco a poco desde aquella noche que fueron desapareciendo misteriosamente, por eso es que hace ya no me muevo de aquí, mi mujer ha muerto y mi ganado ha desparecido por completo, ya no tengo nada que cuidar, prefiero dejarme morir. Usted dijo que se quebró y que ésto pasó hace menos de un mes... dónde está su yeso? Me lo quitaron, soy joven y fuerte, sano rápidamente. Sinclair se puso de pie, se acercó al borde de la cama e inspeccionó los ojos del hombre, se sentó en el borde del colchón, inspeccionó el piso de tierra, dio tres pasos largos y llegó a la ventana que daba hacia afuera, se asomó por la misma, una brisa suave y cálida le acarició el rostro... estaba por atardecer, la luna pronto comenzaría a dibujarse en el cielo y la noche llenaría de su magia el horizonte, los campos. Sinclair se acercó al hombre, metió la mano debajo de su brazo sacando de allí un tres cincuenta y siete magnum, de otro bolsillo sacó una bala que brillaba como la plata, la metió dentro del tambor y se la acercó al hombre. Si usted quiere acabar con su vida, hágalo ya mismo. Usted cree que debo hacerlo? Lamento informarle que usted no es joven y fuerte, lo suyo es más terrible y oscuro aún, figúrese que desde hace quince días que usted no come ni bebe nada, tampoco sacía sus necesidades, no hay olor a orines ni a excremento en la habitación, por lo que usted aquí adentro no excreta ninguna de sus necesidades, que no coma vaya y pase, pero que no beba, el agua es lo que nos mantiene cuerdos y vivos, la falta de hidratación ya debería haberlo vuelto loco, sin embargo a pesar de querer morir le puedo asegurar que usted no está loco, y extrañamente, tampoco está deshidratado, las pupilas no mienten. Su gato salió corriendo apenas lo vio volver, su ganado fue desapareciendo poco a poco, duerme pero amanece cansado, ensangrentado y herido, pero no tiene ninguna de esas heridas a la vista. Lamento informarle señor que el motivo de todo esto es que usted es un licántropo, si dentro de las tres horas que estan por pasar no se vuela los sesos con esa bala de plata que le he dado, pronto va a estar cenando a todos aquellos con los que experimentó la bendición de la abundancia. Yo le recomiendo empezar a escribir su despedida cuanto antes, el sol ya está casi por terminar de ponerse y la luna llena comenzará a brillar en lo alto cuanto antes.

sábado, marzo 15, 2008

Búsqueda -- Promesa.

Me encontraste por la noche,
yo dormía y llegaste entre mis sueños
me dijiste tres verdades
que por lástima hoy no recuerdo.

Me hablaste del corazón,
de la razón y del espíritu,
sentí que me iluminabas
con esas pocas palabras.

Lo tengo, en algún lugar de mi
retengo lo que en sueños me enseñaste
y prometo buscarlo hasta encontrarte.

Me lo prometo más a mi que a cualquiera.
Las verdades que salen de tu boca al corazón llegan,
a la carne ennoblecen y al espíritu fortalecen.

No sé como, ni de dónde sacaré la fuerza,
pero buscaré en tu verbo todas las respuestas.

viernes, marzo 14, 2008

Amor a la distancia -- Poesía

Ahora que soy poseedor
de una hermoso besito electrónico
ando como loco,
me viera tan feliz y contento
mostrándole a mis compañeros de trabajo,
en el huequito de la palma de mi mano,
ese besito tan lindo y tierno
que usted, por mail me ha enviado.

Parece una mariposa chiquitita,
moviendo las alas despacito
paseándose por toda la palma
dejando a su paso todo su aroma.
No sabe cuánto que la extraño
y lo bien que me hacen sus besos lontáncicos
hacen florecer, en este pseudo padecer que me acongoja,
mil un primaveras llenas de flores, colores y aromas.

Es tan lindo saber que a pesar de las distancias
usted siempre se mantiene cerca,
aunque sea en ese mail pequeñito que usted ha escrito
donde sin asunto y en el cuerpo del mismo dejó plasmado su "besito".
Sepa que ese beso salió de la pantalla y se estrelló contra mi cara
que sonriente lo recibía como si fuera usted golpeando la puerta de casa
con las manos llenas de caricias y la boca de besos
y me abrazaba su corazón, y mimaba a mi alma cansada,
que desde el fondo sin pena ni dolo,
nunca ha dejado de extrañarla.

jueves, marzo 13, 2008

Optimización del tiempo: Turno Mañana -- Cosa

Apagar el despertador, delicadamente, aunque uno estuviera soñando el sueño perfecto. Sacar el pie derecho de abajo de las sábanas y dejarse llevar por la fuerza de gravedad hasta quedar prefectamente sentado al borde de la cama. Bostezar abriendo bien grande la boca mientras se levantan los brazos y se estiran formando una ve corta luenguísima. Frotarse la cara y los ojos con la palma y el dorso de las manos. Sonreir un poquito mientras se tantea alrededor entre el sueño y la vigilia, buscando el par de medias que se vaya a usar ese día. Al encontrarlas, lo primero que se debe hacer es ponérselas, ésto mantendrá nuestros pies calentitos.
Ir al baño, abrir el agua del lavamanos, lavarse los dientes según el procedimiento indicado por el dentista de siempre. Si te vas a duchar no hace falta que te laves la cara, ni las manos, pero si que te quites las medias. En el caso que no te duches, estar atento que al lavarse la cara no se queden pegadas a los ojos, las lagañas. Secarse bien, ponerse la camisa o la parte de superior de las prendas de vestir que vayas a utilizar ese día. Recordar que lo primero de la mañana han de ser las medias, esto es fundamental para no pisar el suelo frío y congelarnos, en el caso de tener pantuflas, calzárcelas es una buena solución para no dejar las medias hechas un enchastre. Una vez acomodada la parte superior de las prendas de vestir, ponerse la que corresp0nde a la media, léase por ésto pantalón, bermuda, pollera, pollerón, etc, etc, según sea su gusto, posibilidad o preferencia.
En caso que el uniforme a utilizar así lo requiera, recién ahora es el momento de ponerse el cinturón, la corbata, el pañuelo alrededor del cuello. El uso del cinturón es un elemento altamente recomendable, sobre todo con patalones que nos quedan holgados, él mismo sirve para mantener sujeto el pantalón a la cintura constantemente y que éste no caiga al suelo dejándonos en ropa interior, muertos de vergüenza, en la casa de los suegros o el embajador, como ejemplos. El antepenúltimo paso es calzarse. A esta altura ya estamos fuera de la cama, distendidos, con los dientes lavados y limpitos. También estamos vestidos, llevamos puestas pantuflas o zapatos, medias, parte media de nuestra indumentaria (pollera, pantalón, short o lo que venga en gana), cinto, en caso de ser necesario y la parte superior de nuestra vestimenta (camisa, remera, camisola, al igual que la parte media a gusto y preferencia). A la parte superior de nuestra vestimenta podemos agregar abrigo o impermeable en caso que el clima haya afuera así lo requiera. Por último sombrero, pañuelo o cualquier cosa que cubra la cabeza. Así, en menos de quince minutos uno ya puede estar preparado para salir a la calle e ir a hacer lo que debiera hacer. En el caso de bañarse a la mañana calcular de cinco a diez minutos más de lo aquí estipulado. En caso de afeitarse sumar veinte minutos, en caso de depilación se recomienda realizar dicho acto el día anterior.
Se recomienda quitar los excedentes de pelos que queden tanto en la rejilla del lavamanos como en sus bordes, en el piso, en el inodoro, en el videt o en la bañadera. En caso de tener que acortar los tiempos recomendamos lavarse los dientes, afeitarse y bañarse en un mismo sitio al mismo tiempo, siempre y cuando claro esta, este lugar sea en la bañera o en la ducha. Si usted tiene pelo largo necesitará de unos cinco a siete minutos adicionales por cada diez centímetros de pelo, tener en cuenta. Los cabellos enredados suelen ser un contratiempo importante, tanto en la etapa del lavado, del enjuagado y en la del peinado.
Importante:
En caso de usar pijamas o ropa de dormir, desnudarse camino al baño.
No orinar en la bañadera mientras se está bañando aunque el tiempo apremie.
El orden puede ser alterado, mas si éste se altera, la casa no se responsabiliza en la optimización del tiempo ni en la buen presentación final del elemento, osea, usted respetablemente aseado y vestido en menos de veinte minutos, al momento de despertar.
Antes de ponerse los zapatos o el calzado que vaya a utilizar, recordar quitarse las pantuflas.
El tiempo posible en el maquillaje, o el requerido en la etapa del peinado no están contemplados en esta optimización.
No incluye comidas.

miércoles, marzo 12, 2008

Noche de cementerio -- Poesía

Mira esos espíritus,
oscuros, agitados,
como se mueven silenciosos,
sin permiso,
blandiendo sus siluetas descaradamente
esgrimiendo cuando quieren
fantasmagóricos sonidos en las sombras,
valiéndose en la imposibilidad
de ser vistos, reconocidos,
con su fría estampa,
su intangible presencia,
que se te vienen encima
y no respiran, y no caminan
pero están cerca
tan cerca que los sientes,
que la piel se pone como de gallina
y sientes frío,
y sientes miedo,
por saber que no estás solo
que hay mucho más de lo que ven tus ojos
y no hay explicación posible,
o tal vez lo sea la locura,
que causa la misma pavura
que esas figuras oscuras, penitentes,
vagando por las sombrías tinieblas
con sus ruidos de ultratumba
arrastrando por aquí cerca
las tristezas de haber muerto
sin alcanzar nunca
ni el infierno,
ni el paraíso.

martes, marzo 11, 2008

De Padre a Hijo -- Poesía

No tengas miedo papá está cerca
sacará del placard todos los monstruos
y espantará de abajo de la cama
a todos los fantasmas que te quieran asustar.

No tengas miedo papá está acá
para besarte y abrazarte,
para ayudarte a levantarte
cada vez que creas que no te podés levantar.

No tengas miedo yo soy tu papá
voy a enseñarte todo lo que aprendí
y voy a aprender más para enseñarte aún más.
Prometo decir no sé cuando haya algo que no sepa
(aunque me muera de vergüenza).

Me prometo estar con vos y dejarte crecer,
aunque me duela el cuero, aunque me rompa el alma,
mostrar con el ejemplo lo que asevero con la palabra
y hacer lo posible para ser una mejor persona cada día

para poder darte y mostrate que la vida
a pesar de a veces ser muy jodida,
es una maravilla única,
por la que hay que esforzarse mucho para poder bienvivirla.

Voy a mostrarte con los hechos,
lo duro pero gratificante que es ser sincero,
decir la verdad a cualquier precio.
Lo espléndido, difícil y doloroso que a veces es amar.

Voy a tratar de mostrarte todo
para que puedas aprender por vos mismo de vos mismo,
con tus propias experiencias,
a mirar por tus ojos,

a escuchar por tus orejas,
a sentir con tu alma, tu corazón,
a sacar de vos y por vos mismo tus propias conclusiones,
aunque a veces eso me queme la cabeza.

Lo que sí, y esto tenelo por seguro
que cada vez que vea que por tristeza o dolor
una lágrima se escape de tus ojos,
voy a sentir que el mundo se me ha caído encima

y voy a sentir la furia de la tormenta,
y voy a embravecerme como las mareas,
por sentir la impotencia de saber que así es la vida
y que es bueno que también así aprendás.

Aunque se me rompa el corazón en mil pedazos
y tenga el alma por el piso, y maldiga
y putee, y no pueda ni tenga nada que hacer,
más que acompañarte, abrazarte y llorar juntos como locos.

lunes, marzo 10, 2008

Moveme, no me dejes quedarme quieto. -- Poesía

Cómo podés pedirme que me quede quieto?
No ves que todo es movimiento?
No ves que la tierra nunca para,
que el sol nunca amaina,

que el cielo siempre es cielo
y Dios es siempre Dios.
O creíste en serio que los domingos
el ñato descansa?

No debés, no podés, no tenés,
que quedarte quieta,
la tormenta no descansa
o está o no está, pero no descansa.

Las mareas nunca paran,
el tiempo pasa, la naturaleza sigue su curso
dejar de hacer cosas es querer
más o menos parar el mundo

y si el mundo se para,
a donde pensás que vamos a ir a parar nosotros?
No me pidas que me detenga,
que me quede quieto

el mundo es movimiento.
Todo es cuestión de hacer las cosas a su debido tiempo.
De aprender, cuestionar y más de una vez improvisar
y hacer, y creer en que todo es posible.

No me pidas que me quede quieto, esperando,
hace tiempos que perdí la paciencia
con aquello que es mi deber
hacer e ir a buscar.

Porque hace tiempos que aprendí
que ya hay que esperar bastante
para que la fruta madure y esté jugosa,
para que la comida esté hecha y no cruda,

para que el sol llegue alto al mediodía,
que la luna alumbre en la noche más oscura,
para que los justos y la verdad se sepa,
para que siga su curso la naturaleza.

Lo que de vos depende, nunca lo dejes de lado,
tu vida está en tus manos, y el camino para llegar
lo más cercano a lo que sueñan todos tus sueños
empezó en ese instante, en el momento que te parieron.

domingo, marzo 09, 2008

No tardes mucho -- Poesía

No te das una idea de lo triste
que se puso el pueblito cuando te fuiste,
el cielo lagrimeaba unas gototas
que caían gordas en la tierra
y formaban unos charquitos de añoranza
que sólo de mirarlos se te partía el alma.

Era tan raro ver mi reflejo solitario
en esos charquitos de añoranza,
por lo general cuando me veo
estás siempre al lado mío
con una sonrisa, un beso, una caricia;
pero desde que te fuiste que todo está re-triste...

el bosque se volvió silencioso de pronto,
las montañas más solitarias que nunca
parecen aún más lejanas e inalcanzables,
además
hizo un frío de novela,

daban unas ganas de meterse en la cama
y quedarse hasta que vuelvas a meterte
vos también en ella.

Está de triste el pueblito sin vos...
no hay colores, no hay flores, no hay manzanas,
no hay aromas, no hubo luna, no hay estrellas,
hubo lluvia, mucha lluvia que caía como lagrimones...
de tanto tanto que lloró el cielo por que te fuiste, figurate,
que ni hubo palomas volando en algún lugar del paisaje.

Igualmente no te hagas mucho problema
ayer de noche, mientras las luces dormían,
y las sombras empezaban a darse cuenta que no estabas,
susurré al oído del pueblito que pronto volverías,
y vieras la sonrisa que sonrío entre sueños
sabiendo que en un periquete, estarías acá de vuelta.

Volvé pronto,
yo también te necesito
yo también te extraño.

sábado, marzo 08, 2008

Soliloquio de un Dios -- Poesía

Tal vez no llego con el tiempo que queda,
igualmente, no buscaré locas alternativas
que disminuyan las distancias
pero acrecenten el riesgo, exageradamente.

Es verdad, no me arriesgo, no me juego,
hay por cosas que no me interesa jugarme
hay cosas que no le doy esa importancia,
hay veces que pongo en otras manos esas ciertas cosas.

Mis manos están educadas para trabajar, para crear,
son reacias a hacer pase de manos o trucos de magia.
Yo con un pedazo de barro, puedo dibujar, moldear, pintar,
mil y un millones de garabatos y paisajes, puedo armar soldaditos,
animales, bailarinas lo que me venga en gana, lo que me pidas,
y con un leve soplo
traerlos a la vida.

Puedo acariciarte suave y lindo
hasta que ronronées como una delicada gatita en celo,
o puedo aplastarte con la misma facilidad
que vos aplastás casi cualquier insecto.

Con mis manos puedo construir, que es lo que me gusta,
destruir para volver a empezar de nuevo,
porque hay veces que también erro, me equivoco,
o construyo algo que a fin de cuentas
no resultó en nada bueno.

Es cierto lo que dicen por ahí que todo lo puedo,
puedo también construir una piedra
que ni yo mismo podría levantar,
pero no lo haría, no señor, no lo haría
ya que si yo no lo puedo hacer
quién lo haría,
quién sería capaz de levantarla?

Esta piedra sería el fin de mis creencias y creaciones,
y seguramente por un tiempo me quedaría aburrido, triste y solo,
sin nada en que ocuparme, sin nadie en quien pensar,
hasta que en algún momento tome la decisión
y recomience todo de nuevo,
con un poco de tierra y agua,
con lluvias de estrellas,
con hermosos planetas flotando a la deriva
en un infinito profundo y asombroso,
dando vida caprichosamente
aquí y allá
con la ilusión en el corazón
de esta vez
estar haciendo lo mejor para todos.

viernes, marzo 07, 2008

El caso poseído de Jonathan Sinclair -- Cuento

Ana era una dulce mujer señor Sinclair. Era buena del pie hasta el alma y me amaba con todo el corazón, dejó todo por mí, nuestras familias desde su concepción estuvieron enemistadas, para que se figure, Romeo y Julieta podría ser una pantomima, tranquilamente, de lo que fue nuestra historia, pero en vez del veneno y el suicidio, lo que a nosotros nos ha separado es mucho más oscuro y extraño que el simple y cotidiano amor. Verá que le dije de Ana que era una dulce mujer, no porque haya muerto, aunque en parte pienso que fue eso lo que sucedió. Me dejó hace pocos días, sé que usted no se encarga de cuestiones del corazón pero... yo soy un hombre bien posicionado, dotado de una virilidad majestuosa y una hermosa habilidad en el arte del amar. Sin dudas ni prejuicios, dispuesto a lo que sea por mi amada, incondicionalmente. Siempre. Digamos que aprendí a amar como Don Juan de Marco, con un amor puro y sincero, tan puro que jamás engañé a Ana, y sepa que no me han faltado oportunidades, pero lo que siento por ella es tan especial que a pesar de haber sentido más de una vez el deseo, este se esfuma solo al cerrar los ojos y ver su sonrisa que siempre me acompaña, como si ésta estuviera tatuada en mis párpados. Lo mismo me sucede con su aroma, siempre que huelo flores la imagen de mi dulce y amante Ana se aparece en mi presente, y sonrío y suspiro enamorado. Lea estas cartas, léalas todas, éstas me las escribía durante el día mientras yo me ocupaba de los negocios, leerá en cada una de ellas la pasión y el amor profundo, tal cual al mío, que ella me profesaba y adoraba. Entrambos nos sentíamos tan profundo que mil novelas de amor o culebrones de Corín Tellado hubiesen podido describir jamás. Una mañana hace poco menos de un año atrás, tuvimos que hacer unas reparaciones en la casa, lo recuerdo porque concordó con los trastornos que empezamos a sufrir mi mujer y yo, no es que crea en cosas sobrenaturales, pero a partir de dichas reformas comenzaron a sucedernos cosas extrañas. Aprovechando las reformas en general, quisimos poner todo nuevo, por lo que llamé a un electricista de confianza que después de revisar todo el cableado, me dijo que no había trabajo que hacer, hacerlo no tendría sentido ya que todo funcionaba de mil maravillas y que de acá a cincuenta años no debería tener molestia ni contratiempo alguno. Pero vio usted como son las cosas, preferí que rehaga toda la electricidad de las casa. El trabajo no debería tardar más de una semana para estar finalizado, pero por estos extraños sucesos que en breve comenzaré a enumerarle, la semana se transformó en semanas y hasta dos meses después y varios grandes sustos, la obra no estuvo finalizada, Cuando usted se refiere a grandes sustos, qué fue lo que pasó? interrumpió Sinclair por primera vez el relato del hombre, La energía eléctrica estaba cortada desde la calle, y por seguridad también los interruptores dentro de la casa, éste electricista es muy prolijo para trabajar y además, tremendamente cuidadoso, viera como valora su vida y la de sus clientes... estaba por tirar un cableado simple, se acercó a aquella lámpara de pie y notó que la misma se encontraba enchufada al toma corriente, se sorprendió y me preguntó si acaso yo la había enchufado, en ese momento yo estaba leyendo el diario en la cocina y Ana se encontraba en el jardín, dejé el diario sobre la mesa me acerqué al electricista para ver de lo que me estaba hablando y vi la lámpara enchufada, le respondí que no, que yo no había enchufado la lámpara, con qué objeto si al fin y al cabo no había energía. El hombre sonrío, crea usted que esa sonrisa pura y blanca que el hombre me daba salía de sus labios al mismo tiempo que un grito desgarrado y doliente llegaba desde el jardín, de los labios de mi amada. Corrimos al encuentro de Ana que se encontraba en el piso tumbada, una serpiente había clavado los dientes en ella, una serpiente señor Sinclair, un áspid aquí... Puede creerlo? tomé lo primero que encontré a mano y le pegué cual garrotazo en la mitad de la cabeza dejando a la serpiente turuleca. El electricista se encontraba pasmado y fascinado, no podía creer lo que veían sus ojos, parecía que de la tierra miles y miles de serpientes salían y se nos empezaban a abalanzar una tras otra, feroces, furiosas, como si fuesen un ejército valiente y desesperado; se nos enroscaban en el cuerpo y nos picaban miles de veces por todos lados. El electricista cayó al suelo como bolsa de papas en un grito desesperado y único, yo traté de luchar, con mi garrote tiré miles de golpes pero los punzantes colmillos envenenados se clavaban uno tras otro en mi cuerpo. Caí, caí desplomado al lado de mi dulce amor, mi rostro quedó junto al de ella, estaba lívida, sin respiración, con los párpados cerrados, los labios resecos. Le juro Sinclair que Ana parecía muerta, completamente muerta, saqué el último resabio de fuerza que me quedaba para apoyar mi mano sobre su rostro frío como el hielo. Quise llorar pero el veneno ya me estaba ganando y apenas me quedaba fuerza para rogar al cielo que encomiende nuestras almas al paraíso, apenas susurré el nombre de Dios, los ojos de Ana se abrieron histéricos, poseídos en su totalidad por una tonalidad negra y vacía, una sonrisa diabólica se dibujó en sus labios y al fin... morí. Claro que no morí, estoy acá ahora hablando con usted, pero esa fue la sensación que tuve y que tuvo también el electricista. Lo sé porque ambos nos despertamos casi al mismo tiempo, tendidos cada uno en un sillón del living, el contratista y Ana nos miraban muy preocupados. Ella estaba al borde del llanto cuando desperté, al verme viera con que amor y ternura me llenó de besos y caricias, Estás bien, estás bien? Me preguntaba una y otra vez como si no pudiera creer que estuviera allí, vivo... qué pasó? pregunté tomándome la cabeza que aún daba vueltas como calesita sin música ni dueño, qué pasó? pregunté de nuevo mirando al electricista que yacía un poco más allá atendido no tan cariñosamente por el contratista. Entre el electricista y yo intercambiábamos miradas sorprendidas, confusas, no entendíamos que sucedía. Yo estaba en el jardín, dijo Ana, y de pronto un fogonazo escapó desde adentro, corrí hacia aquí y al llegar ustedes tenían el cable de la lámpara en la mano, la pared y el piso estaban negros, creí lo peor! Quedé silenciosamente sorprendido, eso no era lo que había sucedido. Miré al electricista y noté que su mirada también poseía una fuerte confusión aunque no sabía si esta se debía al supuesto choque eléctrico o a la misma razón que me atormentaba en ese momento. Todos volvieron a su lugar de trabajo esa tarde, menos el electricista, claro está, que por supuesto se tomó unos días para descansar. No había electricidad en la casa pero el cableado estaba a punto de ser terminado, por lo que decidimos quedarnos y seguir supervisando las obras bien de cerca. Unas noches después del evento del jardín, como a las tres de la mañana, me desperté para orinar y fui al baño, mientras saciaba mi necesidad sentí un pequeño escalofrío en la espalda que me obligó a darme vuelta, no pasaba nada, por supuesto, la cortina de baño se movía suavemente como si una brisa la acariciara, por las dudas la corrí pero nada había dentro de la bañadera, tras la cortina. Tiré de la cadena y cuando volvía a la cama por delante mío vi pasar una sombra audaz, oscura y silenciosa, de una habitación a otra, me quitó el aire verla, supuse que algún alguien aprovechando la obra se había colado en la casa. Rogaba a Dios que fuera algún adolescente con ganas de hacer trapisondas... tomé coraje y me dirigí a esa habitación que ahora es el escritorio, allí dentro hacía un frío polar, tan así era que salía vapor de mi respiración agitada por el miedo. Le juro Sinclair que no solo el frío heló mi sangre, había un algo siniestro en esa habitación, no le puedo decir que, pero sentía la piel transformada en una gallina sin plumas... prendí la luz para asegurarme, para darme valentía y ver cual era el problema, pero no había electricidad Sinclair, no soy un cobarde, le juro que no soy cobarde, pero tuve que retroceder, no sabía con lo que me enfrentaba y tampoco sabía si tenía ganas de enfrentarme con algo, al menos esa noche. Cerré la puerta del escritorio y le eché doble vuelta de llave. No me importó nada, volví a la habitación y allí fue cuando sentí otro gran espanto, al entrar a mi habitación encontré a Ana caída en el piso, como una araña de cuatro patas, tiesa, panza arriba, con todas sus extremidades arqueadas, duras, deformadas, con la boca abierta y desencajada, tenía la cabeza echada hacia atrás y sus ojos negros, vacíos, como si solo fueran pupilas. Unas gotas de sangre caían a modo de lágrimas sobre su frente, debe recordar que su cabeza se encontraba dada vuelta y que la ley de gravedad se hace cumplir siempre a rajatabla, aún con esas lágrimas sanguinolientas. Me acerqué a Ana, la tomé entre mis brazos y le empecé a hablar bajito al oído, diciéndole palabras de amor, recordándole en susurros algunos hermosos momentos que habíamos compartido juntos en nuestras vidas... Ella parecía muerta Sinclair, otra vez Ana moría ante mis ojos, como si el bacilo del tétano se hubiese metido en ella y arrebatado su alma. Lloré desconsoladamente y mis lágrimas bañaron su rostro, me quedé dormido con ella entre mis brazos. Al despertar por la mañana ambos estábamos en el piso a los pies de la cama donde la había encontrado por la noche, acostados juntos y apretados uno con otro. Yo me sentía relajado como si hubiese dormido en la mejor de las camas, ella igual, tenía un humor excelente y estaba más adorable que de costumbre. No le voy a negar que estaba preocupado, fui a ver psicólogos y psiquiatras, a médicos, curanderos, y curas... pero a decir verdad, ninguno me creía, los que se encargaban de las aflicciones físicas me recetaron ansiolíticos, los cambios en la casa producen cambios en uno, me decían... los que se encargaban de las aflicciones espirituales, me recomendaron rezar, ir al templo, sangrar todo con gallinas muertas o con sangre de cordero, o bañarlo todo en agua bendita, como imaginará no hice nada de todo eso, no podía aceptar nada de lo que estaba sucediendo, entenderá usted que dar lugar a cualquiera de estas cosas es aceptarse como loco y esto, de por sí, ya era algo bastante complicado... Faltó algo del escritorio a la mañana siguiente? No que yo haya advertido... Lo que me cuenta hasta ahora es verdaderamente aterrador, y si es verdad, es igual de fascinante, dijo el investigador, pero hasta ahora Ana y usted, por lo que me cuenta, siguen con su idilio, Si, por ahora si, pero no quiero dejar nada en el tintero, no quiero que se pierda de ningún detalle de todo lo sucedido, estoy convencido que cada parte de esta historia es fundamental para que usted pueda desenmarañar este entuerto que me acongoja, Entonces prosiga por favor, prosiga... invitó Sinclair, Después de esa noche me volví obsesivo con las aberturas, no quería saber nada con sombras dando vueltas por la casa, tenía la cabeza embotada, durante todo ese día habían estado martillando en cada rincón de la casa, pusieron clavos y clavitos donde se le ocurra, asegurando así todas las molduras, todos los tabiques, toda la carpintería de la casa, hasta hubo uno, un imbécil, que en la cabecera de la cama, de mi lado de la cama, clavó un clavo. Imagine mi sorpresa al entrar en la habitación y ver a este personaje martillando, hablando o cantando en una lengua extraña. Al verlo llamé su atención y pregunté qué estaba haciendo, pobre infeliz, no me escuchó entrar y se asustó de tal manera que no midió la fuerza del golpe y clavó el clavo hasta el fin hundiendo la cabeza del mismo hasta el yeso. Me puse crespo, le dije que saque ese clavo de ahí inmediatamente orden que acató al instante, debo reconocer que yo estaba muy alterado recuerdo decirle "usted está loco" y él rió pidiendo disculpas. No sé bajo que directiva o por qué había entendido que necesitábamos colgar un rosario en la cabecera de la cama y estaba poniendo clavos para sostenerlo. Nunca tuve ningún tipo de inclinación hacia las religiones, de haber sabido que tal vez me hacía falta lo hubiese colgado, pero no fue así. Recuerdo también preguntarle cómo iba a arreglar ese agujero en la pared y rápidamente lo tapió con yeso dejando un prolijo trabajo donde del clavo ni noticias. Que día largo había sido ese, decir que ese mismo imbécil le solucionó a Ana una tremenda jaqueca convidándole con un té especial. Esa noche pareció mágica, dejamos la ventana del cuarto abierta y el cielo estrellado entraba junto con la luz de la luna, nos miramos a los ojos, Ana tenía el cabello largo y hermoso, su mirada brillaba con una lascivia tal imposible de reconocer en ella... y no fue sólo la mirada, Sinclair, esa noche se encontraba salvaje, caliente y sensual, me tomó como prisionero, me ató a las extremidades de la cama y me exprimió por horas, saltando sobre mí, mordiéndome, a veces hasta sacarme sangre la cual lamía apasionada y después con la boca ensangrentada me besaba y desparramaba sus jugos por mi cara por la de ella, por nuestros cuerpos... frotaba contra mi piel sus senos calientes, se revolcaba encima mío diciendo unas groserías tremendas, corcoveaba cual amazona como si yo fuera un bravo e indomable córcel. En ocasiones me pareció ver sus ojos negros, como aquella noche en la que la había encontrado tendida tetánica en el suelo de la habitación a los pies de la cama. Tan excitado estaba que sentía estar perdiendo cabeza y querer de ella cada vez más... Miles de veces habíamos hecho el amor, pero eso fue sexo Sinclair, sexo salvaje y desenfrenado, parecía ser algo del más allá, le juro y le prometo que en mi vida había experimentado un placer tan sobrenatural como aquel. En un orgasmo ruidoso, en un grito increíble, apasionado y hasta en cierta forma tierno, cayó rendida sobre mi, con todo su cuerpo caliente y desnudo, exhausta. Se quedó dormida como un gato en un cojín, eran como las tres y media de la mañana y en el cuarto hacía mucho frío, por estar atado no pude arroparme ni dormirme hasta más o menos las cinco, cuando ella se despertó súbitamente, me miró a los ojos se sonrojó y cubriéndose con las sábanas se fue corriendo al baño, yo no entendía nada Sinclair, no sabía que le estaba pasando, ya no sabía si la loca era ella o era yo, le rogué que vuelva, que al menos me desate... al cabo de media hora logré convencerla. Me desató silenciosa y dándome la espalda, en posición fetal se durmió sin decirme una palabra. A las ocho de la mañana llegaron los obreros para seguir trabajando en la casa, ya había pasado casi una semana de lo ocurrido en el jardín y vi al electricista que volvía a retomar su labor, por lo que apenas llegó fui a recibirlo. Lo intercepté antes que bajara del auto, tenía en los ojos una mirada distinta, tenía miedo en la mirada. Le pregunté si recordaba que había sucedido, que la explicación de Ana no me había dejado muy convencido, él dijo que mucho no recordaba y que lo que él pensaba no tenía sentido alguno, lo instigué a que me cuente, pero sus labios estaban sellados, parecía querer sacar de su cabeza aquel momento. Yo sabía que algo me ocultaba y que no lo quería decir, por lo que haciéndome el que no tenía importancia si recordaba o no, lo invité a que vayamos al jardín trasero para ver como podíamos iluminarlo. En un principio el hombre titubeó, trató de zafar de alguna manera pero se sintió intimidado o algo, aceptó de mala gana y lo llevé hacia el mismo lugar donde ambos habíamos acudido tiempo atrás para socorrerla a Ana. Crea usted que en ese lugar había un agujero en la tierra, al verlo, el hombre palideció increíblemente y salió corriendo de la casa como alma que corre el demonio. Entré azorado, confundido, una suerte de malestar comenzaba a atacarme, tomé más de medio litro de café para despertarme, salí al banco y al volver la encontré a Ana tendida en el sillón del living, durmiendo delicada, suave, una siesta merecida. Tal vez ella había podido dormir un poco más que yo, pero el ejercicio físico que había hecho, había sido agotador, al menos eso creo. Cuando salí del banco me había encontré con un amigo, fuimos juntos a beber unas pintas de cerveza y hablar un poco de la vida. Cuánto que tomamos, creo que yo solo me habré tomado cuatro o cinco pintas, sin nada en el estómago y sin ayuda de nadie tampoco, digamos que estaba un poquitín alegre, al llegar a casa, como le contaba, Ana estaba dormida en el sillón y podrá usted creer que el muy caradura de aquel imbécil que había clavado el clavo y ofrecídole el té, le estaba respirando en la cara, le echaba su fétido aliento en el angelical rostro de ella que dormía plácida. Al ver esto me le eché encima como un loco, debo aceptar que estaba muy borracho y que esto me hizo actuar de manera excesivamente violenta, lo tomé por la espalda y lo arrojé contra una pared, el hombre se puso de pie como si nada, se irguió frente a mí, no sé si este tenía el rostro deforme o que, pero juro que lo que vi en su rostro no era común. Las bolsas de sus ojos eran profundas y oscuras, sus pómulos prominentes, las cuencas de sus ojos parecían vacías y en lugar de su boca solo había dos largas hileras de colmillos, parecía una calavera humana, pero con dientes de piraña y cuernos de pudú, salió de él un grito agudo que hizo reventar todas las bombitas eléctricas de la casa y me tembló el pecho, vibró mi pecho como vibran los huesos y las entrañas con los tonos bien bajos, tuve tanto miedo que me hice encima, siento vergüenza de decirlo, pero así fue, No se hizo pis? Defecó, pero no se hizo pis? preguntó sorprendido Sinclair, Es usted muy despierto Sinclair, hace meses que tengo una sonda puesta para vaciar mis riñones, por algún motivo dejé de orinar, hace meses que todo funciona bien, pero no orino, Siga, por favor, siga que estoy fascinado, pidió Sinclair, En fin, como le decía, me hice caca encima, el hombre rió alocado me golpeó con una lámpara de pie que tenía cerca, La misma lámpara que la del electricista? quiso saber Sinclair, Si, claro! yo no lo había notado antes, me azotó con esa lámpara en el rostro y caí al suelo desmayado. Me despertó el electricista, el mismo que había huido tres días atrás, me pidió disculpas por haber huido, pero que no estaba todavía fuerte espiritualmente para proseguir con su labor, que ahora si, que ahora podía que había conseguido un amuleto con el que se sentía protegido por lo que concluyó el trabajo y se fue, antes de irse se acercó a mi me entregó un dije con una inscripción en zendo, una vieja lengua muerta hace rato, el electricista la puso en la palma de mi mano y me dijo, estas son las palabras que Zoroastro utilizó contra el maligno, no hace falta que las digas, solo dejate puesto el dije y el mal estará lejos de tí, la factura del electricista llegó por correo unos días más tarde, dentro del mismo sobre había un papel con un número de cuenta bancaria para que hagamos el depósito de la misma. Como podrá imaginar el obrero aquel no volvió más a la casa, yo por las dudas llevaba el dije y en casa parecía haber vuelto todo a la normalidad, terminaron todos de hacer su trabajo y la casa quedó preciosa. Por primera vez en mucho tiempo Ana y yo tuvimos intimidad y tranquilidad, pero en vez de disfrutarlo no sé que nos pasó, yo comencé con este problema de no poder orinar, por lo que estuve internado un tiempo, me hicieron la sonda, Ana me acompañó, pero estaba distinta, el vientre le había crecido, estaba hinchado como si estuviera embarazada, pero ni los análisis de embarazo ni las ecografías daban algo, además de esto Ana se encontraba distante, distinta, no me escribía más cartas y me sentía solo, ella ya no era la misma, no se ocupaba de mi ni de ella ni de nada, una mañana comenzó a sentir unos tremendos dolores abdominales la llevé al hospital, estaba haciendo un trabajo de parto, estábamos todos sorprendidos porque supuestamente no había bebé y de un momento a otro, Una pequeña explosión de aire salió desde su vagina, como si en vez de un bebé, hubiese estado llena de aire... no es así? Culminó Sinclair la frase del hombre que abrió sus ojos grandes, sorprendido. Si, si, como sabe usted? Luego de esto su mujer desapareció sin dejar rastro alguno, en un principio usted lo adjudicó a que había sido por el falso embarazo, como es lógico. Yo le recomendaría que la olvide, entiendo que usted aún la ama, pero Ana, no es más quien era, y no lo será más. Qué, no entiendo! De qué me está hablando usted... Sinclair lo miró con los ojos llenos de amor y tolerancia, comprendía el dolor de aquel hombre pero ya era tarde para hacer cualquier cosa, Lléveme a su cuarto, le pidió el hombre se puso de pie por primera vez desde que había llegado Sinclair, tomó la bolsita de pis con él y fueron al piso superior donde estaba su habitación, al entrar en la misma Sinclair como un Zahorí se dirigió hacia la cama con una llave abrió un pequeño hueco en el yeso y desclavó un clavo, el hombre se sorprendió y cayó sentado en la cama, con la bolsa de pis aún en la mano, No lo quitó, no lo quitó nunca... No, es una antigua brujería, clavando un clavo en la pared diciendo las frases correctas pasa lo que a ti te sucede, no puedes orinar, es el conjuro por clavos, al igual que el falso embarazó de tu mujer, aquel hombre le dio un té con algún tipo de analgésico al que agregó huevos de hormiga y semillas de pino negro y euforbio, el cual hinchan el vientre de la mujer con aire, haciéndole creer que es algo así como un embarazo, hasta que revienta por el aire, no cabe duda que tu mujer estuvo poseída por algún demonio, tal vez por la misma Lilith, primer mujer de Adán que lo abandonó por Satanás, no sé, lo más seguro que el que la escogió lo hizo para que la misma sea la madre de su hijo carnal y tratar así de traer su espíritu hecho carne al reino de los vivos... Lo que usted me dice es una locura Sinclair, Qué quiere que le diga, a los hechos me remito, va a encontrar a su mujer en la casa de aquel obrero, que realmente no es obrero, es algún brujo o hechicero que hizo un pacto con el mismo demonio, de allí sus alucinaciones, de allí que su mujer lo dejó cuando el le echó su aliento amoroso, solo con acercarse lo suficiente y respirarle en el rostro es motivo más que suficiente para que ella se enamore del brujo sin dudarlo, olvidando todo dejándolo a usted atrás sin recordarlo siquiera. Por esto usted acudió a mi, la vio hace poco en el hospital cuando fue a renovar su sonda, ella estaba embarazada y feliz, la vio, seguramente la vio con aquel brujo, y no se animó a hacer nada, ésta vez no estaba ebrio y la vez que lo estuvo sintió batirse con el mismo Satanás. Lo lamento, pero sí, aunque le cueste creerlo, le tendría que haber hecho caso a los hombres que se encargan de las aflicciones del espíritu cuando se lo dijeron. Ahora Ana está esperando al hijo de algún demonio y no hay nada que usted pueda hacer, Los voy a matar y salvaré al mundo dijo en un arrebato de valentía, Sinclair lo miró con pena, casi con lástima, Ya tuvo su oportunidad, tuvo todo en sus manos para resolverlo antes, deje ahora que Dios actúe tranquilo y aplique él, el juicio que cada uno merece.

jueves, marzo 06, 2008

Prodan Padre del Rock. -- Poesía

Basta, me voy, decía Luca
y se iba a tomar ginebra
o a pasear en subte
o a hablar con cualquiera
que se cruzara por la calle
y no sea careta o policía
que tuviera aguante
y pudiera hablarle a la cara
y mirarlo a los ojos
y no llenarlo de elogios vacíos
de agudo fanatismo
que a nada llevan.

El se sentaba en la vereda
a veces sobrio, a veces ebrio,
lo conocía hasta el loro
y el que no lo conocía si se le acercaba
lo quería, o lo odiaba,
nunca medias tintas.

Era un buen tipo,
buen amigo, y compañero
pero con un temperamento de mierda
por eso o lo querías o lo odiabas.

Tenía mucha vida encima
muchas experiencias,
y una personalidad así
siempre es intrigante de conocer
aunque termines a las piñas.

Su adicción lo trajo al sur del mundo
que desde Europa en aquella época
y con los gobiernos que acá gobernaban
el sur no era más que el infierno,
y acá, gracias a la falta de su vera adicción
se incrustó en el alcohol para suplir la cruel abstinencia
que día a día lo acercó un poco más
a su propio paraíso.

Para muchos fue un semidios, para otros un rey,
para otros un vil alcohólico falopero
que murió en las de su ley.

Sin él el rock en la Argentina no sería lo que es,
hombre de gran carisma y mucha arte
con la música corriendo por sus venas
sudando por su piel, bailando en sus ojos
cantando en sus palabras,

Prodan fue el padre del rock en la Argentina
y su muerte fue como debe ser la muerte
de cualquier estrella del rock,
que como tal se precie.

Por eso Luca no está muerto,
por eso Luca no morirá nunca,
mientras haya rock en la Argentina
será la estrella que nos guíe en la penumbra,
que aún viva entre las sombras,
desde el alto cielo de la música,
brillará y resonará por siempre
con sus melodías, magias y musas.

miércoles, marzo 05, 2008

Causa, instinto y consecuencia -- Poesía

Es cierto, me volví loco.
No sé si es el viento norte
o el calor imperante
o qué cuerno sea
pero lo que si sé
es que sin saber por qué
y sin querer,
tal vez se me fue la mano.

Puedo culparte
por estar parada enfrente mío
en el momento y lugar equivocados
mirándome con los ojos llenos
como si yo fuera el responsable
de todo esto que sucede y nos sucede.

Puedo responsabilizarte a vos de mi reacción.
Bien sabés lo que le causa tu mirada a mi corazón
y que con vos adelante mi razón se nubla
por la pasión que me inunda y que apenas puedo
juntar dos sílabas para decirte una palabra.

Y si me zarpé, me extralimité, me fui de mambo,
no lo pude contener, no me pude contener,
lo lamento, para mi vale la pena tal osadía.

Deberías comprender antes de justiciar mi desvergüenza
que al ser y estar todo tan enquilombado,
al haber tanta violencia y guerra en todos lados
y exabruptos, violaciones, aprietes y maltratos
te apareciste enfrente mío, como si fueras un ángel
con los ojos llenos de amor y pureza
con la boca sonriente y toda tu luz llena de calma;
besarte fue un arrebato incontrolable
un pecado inocente, una demostración casi inconciente
de cuan linda y necesaria, entre tanto mundo,
vos, sos para mi,
por esto me condeno a la pena que me impongas
aunque esta sea eterna y lejos tuyo
ya he bebido de tus labios el fruto y de ahora en más,
si no me amás
me importa un rábano el futuro.

martes, marzo 04, 2008

Evanescencia -- Poesía

Te espero, como Penélope esperó,
espero mirando el horizonte
que de un momento a otro, llegues
sin embargo ni una sombra tuya se dibuja
solo es mi sombría esperanza la que se desdibuja
cada vez más y más
mientras se marchita mi corazón
silencioso y taciturno.
Ni la luz de la luna alumbra dentro
en la profundidad de la noche oscura
ni las estrellas son luceros
ni nada de lo que pasa alrededor
es motivo de ilusión, de contento,
es tu huella la que se confunde con un pasado
pisado, pasado, perfecto
es tu paso silencioso
confundido con la ilusión que guardo,
atesoro y tengo
de volver a verte pronto
aunque como Penélope espere
a orillas del mar examinando el horizonte,
o en la estación del tren
viendo los árboles desnudarse y florecer
una y otra vez
y con el tiempo se desdibuje mi triste figura
y de tanto esperarte me convierta
en otra imagen del paisaje
que se evapora silenciosa.

lunes, marzo 03, 2008

Reflexión matutina -- Poesía

Todavía no entiendo por qué cuernos me siento
y leo el diario todos los días,
no creo en la mitad de las noticias
y las otras son tan amargas que el día se me hace
pesado, monótono y eterno.

Y mirá que si vienen y me preguntan
está bueno leer el diario?
Siempre digo, no, es una cagada,
advierto siempre a los lectores
que los diarios son tendenciosos,
que saben muy bien lo que dicen y que
el cómo lo dicen guarda millones de ardides y misterios.

Sin embargo me siento todas las mañanas a leer el diario
a amargarme por la vehemencia increcento que hay en el mundo,
por la estupidez que nos compara, nos mide,
y se nos caga de la risa en nuestras caras;
por las economías que apretan y matan de hambre a la mitad,
mientras la otra mitad se matan a tiros por unos litros de petróleo
o ideologías vacías que a la sangre llaman y a la violencia llevan.

Digo yo, no sería mejor tirar el capitalismo a la basura
y empezar a encargarnos de crear algo nuevo,
vimos que el socialismo no sirvió, sabemos que no estamos
preparados como humanos para vivir en anarquía,
el capitalismo nos transforma en perros de caza
el imperialismo nos enferma la cabeza y nos obliga
a tomar esclavos y despojarlos de su dignidad y humanidad
a fuerza de carencias e injusticias.
Las religiones y distintas ideologías nos han separado
tanto como los idiomas o las diferentes monedas.
No es mejor un mundo único a un mundo unido?
Podés captar que en la mínima diferencia
siempre se encuentra la verdadera respuesta?

No sé mis amigos para que seguimos leyendo los diarios
votando a nuestros "líderes", manejando divisas,
o mejor dicho dejando que las divisas nos manejen a su gusto.
El cambio no puede ser de un momento a otro,
sería caótico y de nada serviría,
tiene que ser concienzudamente, de a poco,
tenemos que aprender a deshacernos por completo
de nuestra parte animal, o aceptarla,
cien por ciento y con el corazón abierto.
Tenemos que decidir nuestra vereda,
si al fin seremos seres y humanos
o aceptarnos como
feroces animales salvajes.

Si somos animales decidamos
si somos cazadores
o seremos los cazados.
Si decidimos por ser seres humanos
empecemos urgente, pero con celeridad
a cambiar nuestras formas de hacer y pensar,
el cambio es posible, empieza siempre por uno,
empezá siempre por vos.

domingo, marzo 02, 2008

El caso Pequeño de Jonathan Sinclair -- Cuento

Llegó Sinclair, le avisaron al inspector en jefe por el intercomunicador. Háganlo pasar, Ya debe estar ahí, el inspector diose media vuelta y vio a Jonathan Sinclair inclinado sobre el cuerpo del occiso revisándolo de manera rápida y superficial. Cómo estás Jon? A que hora dice el forense que este hombre murió? Siempre lo mismo contigo, no? ni un buen día cómo estás... siempre directo a los papeles. Jon levantó la vista y con el índice golpeó repetidamente su muñeca. Cinco a-eme, media hora más media hora menos; Cómo llegó a ese conclusión, todavía no tiene rigor mortis, ni se han secado sus pupilas, el color de la piel aún no se ha palidecido tanto, y el cuerpo todavía está tibio, el inspector en jefe se acuclilló junto al occiso y a Jonathan, Eso es lo extraño Jon, por eso estás aquí, si escuchabas su pecho su corazón parecía latir, pero no tenía latidos el mismo estaba paralizado, lo vimos con unas sondas de los paramédicos, hacía ruido, pero no latía. Jonathan tomó la barbilla del muerto con la mano y observó ambos lados de la cara, a simple vista de inspector todo estaba en orden. Y si no hay rastros, cómo es que el forense pudo determinar la hora del fenecimiento. Por un estudio rápido de unas células neuronales, determinan hace cuanto tiempo no le llega sangre al cerebro. Le hacen una punción en el parietal izquierdo y le retiran células intracraneales... interesante. A él se la sacaron de la espina pero por lo general me contó el forense que se hace así, cómo es que sabes esto? Es mi trabajo saberlo todo, contestó de manera fría. Sinclair no sentía estima alguna por el inspector en jefe, para Jonathan el inspector era negligente, un hombre ignorante de su profesión, y de las posibilidades de la misma. Había obtenido ese cargo más por política que por mérito. En cambio el inspector adoraba la capacidad analítica de Sinclair, su frialdad, su determinación y su increíble manía de utilizar el pensamiento paralelo. Raras veces Sinclair se había equivocado en su juicio. Esta era la casa del hombre? Si, dijo el inspector. Tenía algún otro domicilio? No que conste en actas. Tenía novia amigos enemigos algo que se sepa? Están averiguando eso. En su billetera qué hay? Documentación y dinero. Alguna asociación a algo? Un viejo carnet del Parque Sarmiento. Algún video club, club de lectores, algo? Nada. Algún rastro de pelea en la casa, violencia... algo fuera de lo normal? No alrededor, sólo como viste en las rodillas y los codos del muerto, esos extraños moretones y cortes. Cuál dijo el forense que fue el motivo de su muerte? Paro cardiorespitario masivo, en pocas palabras le explotó el corazón. Sinclair levantó la mano del muerto y la dejó caer sobre la alfombra, pidió a dos oficiales que daban vueltas por ahí buscando pistas que levanten al muerto, observó con detenimiento la parte que estaba antes oculta, luego el piso donde el muerto reposaba, pidió a los guardias dejen al hombre en el piso, les pidió que se alejen, luego que se vuelvan a acercar y que vuelvan a levantar al muerto. El inspector miraba a Sinclair arrodillado en el suelo, con la cabeza apoyada en el piso pareciera escuchar los ruidos que hacía el piso debajo de la alfombra, pero revoleaba los ojos de aquí para allá, mientras los oficiales hacían lo que Sinclair les pedía. Cómo se enteraron que el hombre estaba muerto? No hay teléfonos, no tiene vecinos ni en el piso superior ni en el inferior, a las cinco de la mañana no se recibe el periódico ni visitas ni nada, alguien tuvo que dar aviso... Quién fue? Un llamado anónimo. A qué hora se recibió el llamado? A eso de las cinco también. Digamos que quién llamó pudo ser el asesino, la recepción era clara? Si, Hombre o mujer? No sabría decirle, según el oficial que tomó el mensaje su voz era poco común o estaba desdibujada por algún aparato, además apenas pudo entender lo que decía. Jonathan se puso de pie y comenzó a requisar él mismo los ambientes, en la cocina abrió cada uno de los cajones, las alacenas, la heladera, el microondas, el horno, a cada mueble que abría se sorprendía al encontrar que los más cercanos al piso estaban clausurados, llenos de polvo o con muy poco uso, abrió la puerta de servicio con una vuelta de llave y miró el patio trasero y oscuro que daba al callejón, cerró la puerta de nuevo y además de dos vueltas de llave puso la cadena trabando la puerta. Se adentró en el escritorio donde había miles y miles de libros, se sentó en la silla que le debía pertenecer y usar más a menudo. Comenzó a notar que tenía muchas novelas de Lovecraft, Edgar Allan Poe, novelas de terror, vampiros, Frankestein, una videoteca muy extensa con películas de zombies, de resucitados, así como también películas y libros sobre Cristo, sobre el Kábala, Hinduísmo, y muchos libros de medicina. Una biblioteca bastante extensa cabe decir, siempre alrededor del mismo tema. Salvo en un rincón del recinto, donde había una pequeña caja celosamente resguardada dentro de una mesa ratona cubierta por un delicado mantel blanco, sobre la cual había un diminuto velador y un mullido sillón como para muñecos. Sinclair se acuclilló al lado del sillón e investigó la pequeña mesa, ésta tenía un cajoncito el cual guardaba una fotografía del occiso cuando era pequeño, junto a sus padres. En aquella caja celosamente guardada había otros libros de literatura, completamente distintos, estaba Pulgarcito, Blancanieves y los siete enanos, el Hobbit, recortes de diario del Circo Rodas cuando había quedado varado en la ciudad y de quienes integraban el circo, estos habían quedado sin trabajo y cortaban las calles en son de protesta, vendieron los animales al Zoo, otros a acuarios, y otros a frigoríficos, laboratorios y peleterías pero con otros fines, de alguna manera los dueños debían pagar las indemnizaciones de los empleados que quedaron en la calle.
Al llegar a la habitación del muerto Jonathan Sinclair sonrió grande, sintiendo el poder de Dios presto a la palma de su mano, la cama del muerto estaba deshecha como si hubiera estado durmiendo, los roperos estaban completamente ordenados, la ropa de color separada entre sí y obsesivamente discriminada, la blanca igual, la negra también, medias, camisas, pantalones, calzoncillos, todo ocupaba su lugar que no compartía con otro, salvo, la ropa de cuando él era pequeño que esa sí, estaba dentro de una cajonera diminuta con todo adentro metido así no más. Del otro lado de la cama, una camita estilo inglés perfectamente armada, con un cubrecama blanco y una rosa de tallo largo sobre el mismo ocupaba el largo de la cama desde la flor llena de pétalos sobre la almohada, hasta la parte inferior del tallo que sobraba a los pies de la misma. Un mosquitero cubría la cama pequeña y otro cubría la cama más grande. Salió con paso airoso de la habitación, miró al inspector con fuego en la mirada, el otro supo que Sinclair ya tenía todo resuelto, que había llegado a la conclusión de todo y que el caso se esclarecería, confiaba ciegamente en el investigador, era infalible, nunca se equivocaba. Lo que dijera Sinclair era para él palabra Santa. Se abalanzó hacia Jonathan, Y quién fue? Quién lo mató? Qué sabe Sinclair? Qué sabe!
Sinclair se liberó del inspector en jefe, llamó la atención de los dos oficiales y les pidió que se acercaran, al hacerlo, Sinclair solicitó a ambos que arrestaran al inspector, Bajo que cargos?, Asesinato por negligencia. Todos quedaron sorprendidos, una ira brava recorría los interiores del Inspector en Jefe, No lo puedo creer de Usted Sinclair un hombre de su talla, tan inteligente, con tantos estudios, con su increíble forma de ver la misma cosa desde distintos ángulos me sale con esta estupidez, se me ha caído un ídolo, en verdad, se me ha caído un ídolo.
Sinclair sonrió y puso él mismo las esposas al inspector en jefe. Este hombre no murió hasta una hora antes que yo llegara. Todos quedaron asombrados, Hay cosas que no fallan nunca inspector, si usted no fuera un estúpido negligente lo sabría y no se quedaría con lo que parece... Aprendan ustedes oficiales, tal vez algún día piensen dos veces antes de sacarme de la cama para resolver un crimen, el cual además de no ser tal, podrían haber evitado una muerte o salvado una vida, elijan ustedes. El ahora muerto, trabajaba años atrás en el Circo Rodas, era uno de los enanos del Circo, No sea estúpido Sinclair, claramente este hombre no es enano! Eso es lo que digo oficiales que ustedes deben aprender, lo dijo ya una vez el gran Groucho Marx, es mejor callar y pasar por idiota que abrir la boca, y reconfirmarlo, esas insiciones que tiene en los codos y en las rodillas no son más que extensiones en sus extremidades, si se fijan verán que es una cirugía muy bien hecha, en la ficción y en el estudio este hombre había encontrado la respuesta a sus plegarias, lo discriminaron mucho después que el circo cerró, hecho por el cual vivía solo y sin vecinos, no le encontrarán amigos, ni nada, verán que se aisló del mundo, solo tiene una televisión y un reproductor de películas, no tiene subscripciones a revistas, ni a clubes, ni a ninguna entidad social. Se auto discriminó por ser enano, por lo que se hizo el implante de extremidades, Cómo explica lo del corazón! Tomaron muestras de su columna vertebral cuando deberían haberlas tomado de su cráneo como yo les dije, la parte de la columna de la cual tomaron la muestra era justamente la alimentada por el corazón nuevo que se había injertado para alimentar el resto del cuerpo nuevo, ya que su corazón real, no daba en la capacidad física para hacer llegar la sangre correctamente a las partes agregadas de su nuevo cuerpo. Por esto es que su negligencia lo asesinó, el corazón enano del hombre pequeño funcionaba a la perfección, ese era el latido que se escuchaba, y no pudieron encontrar con la sonda debido a que el rompimiento del segundo corazón no dejaba actuar al primero que se debilitaba cada vez más y más. El hombre se sintió mal, llamó del teléfono que está en el callejón trasero a la policía, de allí lo raro de su voz, no solo correspondía a un hombre pequeño, si no que además estaba muriendo de un infarto, al entrar no tuvo fuerzas de cerrar la puerta como lo haría comúnmente, por eso le dio solo una vuelta, cayó cerca de donde está ahora, se arrastró por el piso y a la media hora, una hora después, aproximadamente, llegaron ustedes. Esto lo pueden ver en el piso, en la alfombra como se hunde y cuanto queda hundida según el tiempo que haya sido apisonada, por lo que si inspector en jefe, como siempre digo, usted llegó a este puesto por cuestiones políticas, no por mérito, es usted un inútil.