Un recuerdo, una tarde,
el sol naranja lamía el horizonte
y todo se teñía de cálidos colores,
tenías el pelo suelto volando al viento
y tus dos ojos clavados en los míos.
Me mirabas desde tan profundo
y tan profundo llegaba tu mirar
que sentía el cuero temblar emocionado,
abrazado por tu corazón
atrapado entre las piernas de tu alma.
Tus palabras con olor a menta
me llevaron de paseo,
volamos por todos lados,
tal vez también recuerdes,
las nubes fluorescentes, el cielo calmo.
Me acuerdo de tu mano acariciándome el rostro,
de tus ojos mirando mis labios
de tu boca besando mis besos
de nuestros cuerpos apretados
y la promesa de un te amo
mientras tanto desde el cielo
brillantes, confidentes,
forjaron las estrellas
tu recuerdo en mi memoria
imborrable, permanente...
Se pierde en el olvido
aquel adiós entre los dos
una tarde cualquiera
entre la seca hojarrasca,
tres golpes a la puerta
y al abrirla, del otro lado,
esperaba paciente la parca
te buscaba, solo a vos te buscaba
no le importaba yo, ni nuestro amor, ni nada
te arrebató y dejó de vos tan solo un recuerdo
imborrable, permanente,
de un sol naranja en el cielo infinito
tus dulces palabras con olor a menta
tu boca en mi beso
y los golpes sonando en la fría madera.
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