Tengo la delicadeza de mirarte expectante
casi alucinado y al borde del yerro, tal vez,
solo por conveniencia
y escucho cada palabra que decís
y veo cada gesto que hacés
y entiendo cada mirada que echás
y descreo en esa sonrisa flácida y sin alma
que paseás por ahí sintiéndote dueño de todo.
Siempre tenés sonrisas, abrazos y si como no
para todos los que se te acercan, tal vez,
solo por conveniencia
y escuchás cada palabra que te dicen mientras hilás,
aprendés, pregenéas y estudiás los gestos ajenos
para corromper la naturalidad de los tuyos
y te desentendés de las miradas que quieren
simplemente conocerte y te paseas por ahí
esperando robarle al mundo esa oportunidad
que tanto andás buscando sin importar el costo.
Espero que atiendas, entiendas y aprendas
todo lo que necesites saber, antes que la vida vuelva,
y te deje mirando al norte.
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