Llegó Sinclair, le avisaron al inspector en jefe por el intercomunicador. Háganlo pasar, Ya debe estar ahí, el inspector diose media vuelta y vio a Jonathan Sinclair inclinado sobre el cuerpo del occiso revisándolo de manera rápida y superficial. Cómo estás Jon? A que hora dice el forense que este hombre murió? Siempre lo mismo contigo, no? ni un buen día cómo estás... siempre directo a los papeles. Jon levantó la vista y con el índice golpeó repetidamente su muñeca. Cinco a-eme, media hora más media hora menos; Cómo llegó a ese conclusión, todavía no tiene rigor mortis, ni se han secado sus pupilas, el color de la piel aún no se ha palidecido tanto, y el cuerpo todavía está tibio, el inspector en jefe se acuclilló junto al occiso y a Jonathan, Eso es lo extraño Jon, por eso estás aquí, si escuchabas su pecho su corazón parecía latir, pero no tenía latidos el mismo estaba paralizado, lo vimos con unas sondas de los paramédicos, hacía ruido, pero no latía. Jonathan tomó la barbilla del muerto con la mano y observó ambos lados de la cara, a simple vista de inspector todo estaba en orden. Y si no hay rastros, cómo es que el forense pudo determinar la hora del fenecimiento. Por un estudio rápido de unas células neuronales, determinan hace cuanto tiempo no le llega sangre al cerebro. Le hacen una punción en el parietal izquierdo y le retiran células intracraneales... interesante. A él se la sacaron de la espina pero por lo general me contó el forense que se hace así, cómo es que sabes esto? Es mi trabajo saberlo todo, contestó de manera fría. Sinclair no sentía estima alguna por el inspector en jefe, para Jonathan el inspector era negligente, un hombre ignorante de su profesión, y de las posibilidades de la misma. Había obtenido ese cargo más por política que por mérito. En cambio el inspector adoraba la capacidad analítica de Sinclair, su frialdad, su determinación y su increíble manía de utilizar el pensamiento paralelo. Raras veces Sinclair se había equivocado en su juicio. Esta era la casa del hombre? Si, dijo el inspector. Tenía algún otro domicilio? No que conste en actas. Tenía novia amigos enemigos algo que se sepa? Están averiguando eso. En su billetera qué hay? Documentación y dinero. Alguna asociación a algo? Un viejo carnet del Parque Sarmiento. Algún video club, club de lectores, algo? Nada. Algún rastro de pelea en la casa, violencia... algo fuera de lo normal? No alrededor, sólo como viste en las rodillas y los codos del muerto, esos extraños moretones y cortes. Cuál dijo el forense que fue el motivo de su muerte? Paro cardiorespitario masivo, en pocas palabras le explotó el corazón. Sinclair levantó la mano del muerto y la dejó caer sobre la alfombra, pidió a dos oficiales que daban vueltas por ahí buscando pistas que levanten al muerto, observó con detenimiento la parte que estaba antes oculta, luego el piso donde el muerto reposaba, pidió a los guardias dejen al hombre en el piso, les pidió que se alejen, luego que se vuelvan a acercar y que vuelvan a levantar al muerto. El inspector miraba a Sinclair arrodillado en el suelo, con la cabeza apoyada en el piso pareciera escuchar los ruidos que hacía el piso debajo de la alfombra, pero revoleaba los ojos de aquí para allá, mientras los oficiales hacían lo que Sinclair les pedía. Cómo se enteraron que el hombre estaba muerto? No hay teléfonos, no tiene vecinos ni en el piso superior ni en el inferior, a las cinco de la mañana no se recibe el periódico ni visitas ni nada, alguien tuvo que dar aviso... Quién fue? Un llamado anónimo. A qué hora se recibió el llamado? A eso de las cinco también. Digamos que quién llamó pudo ser el asesino, la recepción era clara? Si, Hombre o mujer? No sabría decirle, según el oficial que tomó el mensaje su voz era poco común o estaba desdibujada por algún aparato, además apenas pudo entender lo que decía. Jonathan se puso de pie y comenzó a requisar él mismo los ambientes, en la cocina abrió cada uno de los cajones, las alacenas, la heladera, el microondas, el horno, a cada mueble que abría se sorprendía al encontrar que los más cercanos al piso estaban clausurados, llenos de polvo o con muy poco uso, abrió la puerta de servicio con una vuelta de llave y miró el patio trasero y oscuro que daba al callejón, cerró la puerta de nuevo y además de dos vueltas de llave puso la cadena trabando la puerta. Se adentró en el escritorio donde había miles y miles de libros, se sentó en la silla que le debía pertenecer y usar más a menudo. Comenzó a notar que tenía muchas novelas de Lovecraft, Edgar Allan Poe, novelas de terror, vampiros, Frankestein, una videoteca muy extensa con películas de zombies, de resucitados, así como también películas y libros sobre Cristo, sobre el Kábala, Hinduísmo, y muchos libros de medicina. Una biblioteca bastante extensa cabe decir, siempre alrededor del mismo tema. Salvo en un rincón del recinto, donde había una pequeña caja celosamente resguardada dentro de una mesa ratona cubierta por un delicado mantel blanco, sobre la cual había un diminuto velador y un mullido sillón como para muñecos. Sinclair se acuclilló al lado del sillón e investigó la pequeña mesa, ésta tenía un cajoncito el cual guardaba una fotografía del occiso cuando era pequeño, junto a sus padres. En aquella caja celosamente guardada había otros libros de literatura, completamente distintos, estaba Pulgarcito, Blancanieves y los siete enanos, el Hobbit, recortes de diario del Circo Rodas cuando había quedado varado en la ciudad y de quienes integraban el circo, estos habían quedado sin trabajo y cortaban las calles en son de protesta, vendieron los animales al Zoo, otros a acuarios, y otros a frigoríficos, laboratorios y peleterías pero con otros fines, de alguna manera los dueños debían pagar las indemnizaciones de los empleados que quedaron en la calle.
Al llegar a la habitación del muerto Jonathan Sinclair sonrió grande, sintiendo el poder de Dios presto a la palma de su mano, la cama del muerto estaba deshecha como si hubiera estado durmiendo, los roperos estaban completamente ordenados, la ropa de color separada entre sí y obsesivamente discriminada, la blanca igual, la negra también, medias, camisas, pantalones, calzoncillos, todo ocupaba su lugar que no compartía con otro, salvo, la ropa de cuando él era pequeño que esa sí, estaba dentro de una cajonera diminuta con todo adentro metido así no más. Del otro lado de la cama, una camita estilo inglés perfectamente armada, con un cubrecama blanco y una rosa de tallo largo sobre el mismo ocupaba el largo de la cama desde la flor llena de pétalos sobre la almohada, hasta la parte inferior del tallo que sobraba a los pies de la misma. Un mosquitero cubría la cama pequeña y otro cubría la cama más grande. Salió con paso airoso de la habitación, miró al inspector con fuego en la mirada, el otro supo que Sinclair ya tenía todo resuelto, que había llegado a la conclusión de todo y que el caso se esclarecería, confiaba ciegamente en el investigador, era infalible, nunca se equivocaba. Lo que dijera Sinclair era para él palabra Santa. Se abalanzó hacia Jonathan, Y quién fue? Quién lo mató? Qué sabe Sinclair? Qué sabe!
Sinclair se liberó del inspector en jefe, llamó la atención de los dos oficiales y les pidió que se acercaran, al hacerlo, Sinclair solicitó a ambos que arrestaran al inspector, Bajo que cargos?, Asesinato por negligencia. Todos quedaron sorprendidos, una ira brava recorría los interiores del Inspector en Jefe, No lo puedo creer de Usted Sinclair un hombre de su talla, tan inteligente, con tantos estudios, con su increíble forma de ver la misma cosa desde distintos ángulos me sale con esta estupidez, se me ha caído un ídolo, en verdad, se me ha caído un ídolo.
Sinclair sonrió y puso él mismo las esposas al inspector en jefe. Este hombre no murió hasta una hora antes que yo llegara. Todos quedaron asombrados, Hay cosas que no fallan nunca inspector, si usted no fuera un estúpido negligente lo sabría y no se quedaría con lo que parece... Aprendan ustedes oficiales, tal vez algún día piensen dos veces antes de sacarme de la cama para resolver un crimen, el cual además de no ser tal, podrían haber evitado una muerte o salvado una vida, elijan ustedes. El ahora muerto, trabajaba años atrás en el Circo Rodas, era uno de los enanos del Circo, No sea estúpido Sinclair, claramente este hombre no es enano! Eso es lo que digo oficiales que ustedes deben aprender, lo dijo ya una vez el gran Groucho Marx, es mejor callar y pasar por idiota que abrir la boca, y reconfirmarlo, esas insiciones que tiene en los codos y en las rodillas no son más que extensiones en sus extremidades, si se fijan verán que es una cirugía muy bien hecha, en la ficción y en el estudio este hombre había encontrado la respuesta a sus plegarias, lo discriminaron mucho después que el circo cerró, hecho por el cual vivía solo y sin vecinos, no le encontrarán amigos, ni nada, verán que se aisló del mundo, solo tiene una televisión y un reproductor de películas, no tiene subscripciones a revistas, ni a clubes, ni a ninguna entidad social. Se auto discriminó por ser enano, por lo que se hizo el implante de extremidades, Cómo explica lo del corazón! Tomaron muestras de su columna vertebral cuando deberían haberlas tomado de su cráneo como yo les dije, la parte de la columna de la cual tomaron la muestra era justamente la alimentada por el corazón nuevo que se había injertado para alimentar el resto del cuerpo nuevo, ya que su corazón real, no daba en la capacidad física para hacer llegar la sangre correctamente a las partes agregadas de su nuevo cuerpo. Por esto es que su negligencia lo asesinó, el corazón enano del hombre pequeño funcionaba a la perfección, ese era el latido que se escuchaba, y no pudieron encontrar con la sonda debido a que el rompimiento del segundo corazón no dejaba actuar al primero que se debilitaba cada vez más y más. El hombre se sintió mal, llamó del teléfono que está en el callejón trasero a la policía, de allí lo raro de su voz, no solo correspondía a un hombre pequeño, si no que además estaba muriendo de un infarto, al entrar no tuvo fuerzas de cerrar la puerta como lo haría comúnmente, por eso le dio solo una vuelta, cayó cerca de donde está ahora, se arrastró por el piso y a la media hora, una hora después, aproximadamente, llegaron ustedes. Esto lo pueden ver en el piso, en la alfombra como se hunde y cuanto queda hundida según el tiempo que haya sido apisonada, por lo que si inspector en jefe, como siempre digo, usted llegó a este puesto por cuestiones políticas, no por mérito, es usted un inútil.
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