Es cierto, me volví loco.
No sé si es el viento norte
o el calor imperante
o qué cuerno sea
pero lo que si sé
es que sin saber por qué
y sin querer,
tal vez se me fue la mano.
Puedo culparte
por estar parada enfrente mío
en el momento y lugar equivocados
mirándome con los ojos llenos
como si yo fuera el responsable
de todo esto que sucede y nos sucede.
Puedo responsabilizarte a vos de mi reacción.
Bien sabés lo que le causa tu mirada a mi corazón
y que con vos adelante mi razón se nubla
por la pasión que me inunda y que apenas puedo
juntar dos sílabas para decirte una palabra.
Y si me zarpé, me extralimité, me fui de mambo,
no lo pude contener, no me pude contener,
lo lamento, para mi vale la pena tal osadía.
Deberías comprender antes de justiciar mi desvergüenza
que al ser y estar todo tan enquilombado,
al haber tanta violencia y guerra en todos lados
y exabruptos, violaciones, aprietes y maltratos
te apareciste enfrente mío, como si fueras un ángel
con los ojos llenos de amor y pureza
con la boca sonriente y toda tu luz llena de calma;
besarte fue un arrebato incontrolable
un pecado inocente, una demostración casi inconciente
de cuan linda y necesaria, entre tanto mundo,
vos, sos para mi,
por esto me condeno a la pena que me impongas
aunque esta sea eterna y lejos tuyo
ya he bebido de tus labios el fruto y de ahora en más,
si no me amás
me importa un rábano el futuro.
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