Si nos apuran, y no nos dan tiempo para ser centrados y justos
podríamos decir que somos producto del azar, de un azar infinito
casi sin sentido. En este orbe donde todo es suposición y el agnóstico,
mirá por detrás del cristal queriendo saber que pasa, e investiga en sus huellas
las marcas que ha dejado, y enumera unánimes conclusiones
con falacias como falanges basamentales del no pensamiento
del egoismo y de la falsa necesidad de ser uno y todo.
Necios y postreros del saber nos ahogamos en el vaso
del que aún bebemos de su contenido preguntando
que será este néctar tan dulce que osadamente llamamos vida,
pero en sí, no sabemos ciertamente que es, ni que sentido tiene, si es que lo tiene.
Somos un simple azar o somos la raíz de lo que re inventamos?
Somos la reinvención de nosotros mismos o somos la causa de un planeta que arde
internamente en llamas buscando como acallar la pasión que lo revoluciona constantemente?
El universo, eso que existe más allá de cualquier cosa, fe, entención y lógica
por donde todo se expande por donde la vida se crea, se cree, aparece y desaparece caoticamente
no es más ajeno a nuestro entender, que nuestra huella digital o el sentir profundo del amor.-
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