En el afán de no perderme
una pulgada de tu belleza
me hundí profundamente
en cada uno de tus poros
y me llene de tu aroma
de tus delicias
me bañe en tus jugos
y en tus desidias
cultivé olvidos
y estrepitosos adioses.
En el afán de no perderme
a mi mismo en tanto amor
recordé que más allá de los dos
hay una razón exultante
que obliga a sentir
pensar
tener
creer
ver
al otro
como a uno mismo.
En el afán de descubrirte
sin querer me descubrí.
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