y parecían mis pies retroceder
en un camino rehecho mil veces
y mi alrededor no dejaba de hundirse
en un vórtice profundo y oscuro
que parecía ser la única salida.
Y nadé contra corriente
y me arrastró la superficie
y caí,
como una piedra en el calmo estanque
sujeto solo a lo que podía pasar
y al llegar al fondo me reconocí,
brillando silencioso como una amatista al rayo del sol.
Y me entendí en el agua clara
y al rayo del sol
me comprendí
me dejé ser
y brillé
y sonreí.
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