utilizaron cada recurso a su alcance
para burlarse de mí
y saciar cada una de sus necesidades
con mis divinas habilidades.
Desestimaron
mis esfuerzos y mi entrega
en cada uno de los tantos trabajos
teniendo en contra las fuerzas
que manejan a capricho
ciertas cuitas
del quehacer de los hombres.
Me usaron
y les perdoné la vida
abandoné el reino que me pertenecía
y les di todo, sin dudarlo,
pues mi historia estaba escrita
aún antes de vivirla.
Así lo entendí y viví así hasta morir,
entregué mi vida y al placer de ser
libre, y liberar y ayudar a quitar del mundo
los peores monstruos y tremendos horrores,
recibí a cambio mentiras, celos, recelos,
maldiciones y traiciones, y morí,
en manos de quien amé,
quien sin quererlo
me abrazó con pasión y ternura,
su fuego redujo mis hazañas
y toda mi vida
a un montón de divinas cenizas.
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