Sos tan bella y despistada,
sos tan fuerte y delicada,
tan íntima y distinta
tan pura en espíritu, cuerpo y alma
que al mirarte admiro
a lo bueno, a lo que queda por siempre
acariciando un momento,
como el niño que crece
atesorando el ronroneo del gato
que alguna vez cuidó de sus sueños.
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