Los cuervos se han posado sobre la ososa rama,
los benteveo gritan como esnorlacs enfurecidos
y todo el bosque parece un cementerio.
El silencio es tan profundo y la oscuridad tan absoluta
que hasta el vapor agitado de la nariz parece una nebulosa.
Y temo por mi vida, y callo.
Cuando el viento sople, trompeteará su marcha
una despedida agigantada y sin diretes.
Lloraré sonriendo recordando tu nombre.
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