cansa el camino largo lleno de ribetes y meandros
así como cansa el camino corto que se ha plagado de oportunistas que al tal vez se han llevado.
Cansa la mansedad estúpida del perro que espera la caricia del amo
así como cansa la indiferencia del gato en la noche solitaria,
cansa el vaivén del mar,
de la mecedora
del recuerdo
cansa la danza constante entre el otoño y la primavera
con veranos pasionales de reconcilios e inviernos de divorcios sórdidos.
Cansa la madera que se come el aire y el árbol que la vomita
también me cansa
la oscuridad de este estúpido cajón que me apresa
y en donde mi cuerpo descansa.
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