ya no puedo,
el tiempo y la vida me abruman
me asfixian
me ahogan.
He dejado de reconocer mi propio rostro
en el espejo
donde me veo
y pongo en duda
toda mi existencia.
He quedado detrás de mis deseos
y la única pulsión que existe
susurra en mis oídos
ideas sordas que me obligan a callar
y desconfiar
de mi probpia sombra.
Duele,
vivir sintiendo
que hemos perdido la posibilidad
de reiniciar y empezar de nuevo.
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