con la cautela que merece aquello que vale la pena,
pisando cuidadoso,
no por temor al terreno lodoso
sino porque me gusta cuidarte
y caminar codo a codo
entre infiernos, cielos y paraísos.
Estando con vos
no siento que arriesgo nada,
porque sos todo lo que quiero
y en mis sueños te vi
haciéndonos realidad.
Y te juro que quiero ir despacio,
por eso me saqué ambos zapatos
y me senté en la puerta de casa a mirar tu reloj sin tiempo
y a pensarte y extrañarte y sonreirte
mientras espero
despertar
y darte un beso.
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