Desde el resquicio de la puerta entreabierta
los ojos amarillos, la mirada atenta
busca el descuido de aquella presa
que será su martirio, su alivio, su mesa.
Su mente y su cuerpo están en alerta
espera el momento, la muerte violenta
busca el descuido de aquella presa
que será su martirio, su alivio, su mesa.
Sucede el descuido, tan solo un segundo
se lanza felino con sus garras dispuestas
de un solo zarpazo sentencia condena.
No teme al hambre, es implacable y rotundo,
sin tiempo posible a que le den respuesta
bríoso eslabón de sangrienta cadena.
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