lunes, julio 23, 2007

Mes de Julio Top 31 de Caos Organizado el Blog

Durante este mes vamos a compartir las 31 entradas que más han gustado al escritor de este blog, por lo que en los 31 días que siguen vamos a rememorar los escritos escondidos en el pasado, que de cuando en vez se asoman a saludar desde la ventana que el presente ofrece para que uno pueda mirar atrás y no olvidar que la base del futuro es este presente que hacemos en base al pasado que forjamos a su tiempo. Iremos de a poco, sin orden de preferencia, uno a uno por treinta y un días dejando en el tintero algunos de los que han quedado para en cualquier momento, sin vergüenza, reaparecer.

Con ustedes Hasta que el ego me deje de nuevo. Subido al Blog el 14 de Noviembre del año 2006.

HASTA QUE EL EGO ME DEJE DE NUEVO.

Bueno, renuncio. Renuncio al modo mediocre de seguir adelante renuncio al miedo del no te metas, renuncio a la mala manera al equívoco necio, a la mala praxis, a la falsa honestidad y a la honestidad brutal también renuncio. Renuncio a la estupidez, a la inteligencia y a todas las reglas y aparatos de medición existentes sobre la tierra.
Renuncio al falso amor a la falsa idolatría, a las religiones y a escoger un color entre todos los colores. Renuncio a la hipocresía y a los hipocráticos, a los hipódromos, a las hipodérmicas y a la hipocondría; desdeño desde ya y para siempre, al desdén y a la fatiga, a la mala templanza, a la mala leche y también a la desconfianza. Disgrego y separo lo que creo malo de lo bueno y sentado en lo más alto del trono al que el ego me permite llegar, y desde allí meo todo lo que se encuentre por debajo de mi cintura, incluyendo mis pies, y río desencajado y poseído como si mi espíritu anduviera endiablado por el exceso de necesidad corriendo por las venas. Y al fin y con suerte me libro, tal vez sin querer, al libertinaje más libérrimo y me interno sin porques en el lugar más lúgubre y oscuro del alma mientras corro desnudo y en círculos en el laberinto que en mi mismo he creado. Tal vez mañana todo haya pasado y mi ego me permita estar de vuelta, en el mismo trono, o lo más seguro que tal vez sea en otro, donde desde un nuevo lugar me permita decir y decidir cualquier barbaridad sin el menor tipo de tabú, ni desvergüenza, como si acá, nada hubiera pasado.
Al fin y al cabo, cuando la parca llegue vestida con su habitual vestido negro, nadie recordará el por qué de mis palabras y menos aún, el color de mi alma al desaparecer.