Puedo permitirme un instante
para cerrar los ojos
para mirar para otro lado
para ver lo que creo
para mirar lo que quiero
para observar lo que puedo
o para quedar completamente ciego
ante lo que sea, cuando sea.
Puedo permitirme un instante
para tapar mis oídos
para elegir a quién oigo
para escoger cuando escucho
para escuchar lo que quiero
lo que creo, lo que puedo
o quedar completamente sordo
ante lo que sea, cuando sea.
Puedo permitirme un instante
para tapar mi boca
para elegir a quién digo
y escoger qué es lo que le digo
para usar las palabras que quiero
que puedo, que creo
o puedo quedar completamente mudo
ante lo que sea, cuando sea.
Puedo permitirme un instante,
pero lo que no debo permitirme
bajo ninguna circunstancia,
(y en esto sí que mi decisión
es inamovible e indeclinable)
es no actuar
en cuanto entiendo
que aquí
se ha cometido una injusticia.
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