me has descubierto.
Entre las sombras
estuve siempre al acecho;
te busqué
de mil y un modos distintos.
Buscaba de vos
un tal vez
una mirada,
una sonrisa,
o con suerte
de tus labios
la caricia.
Es verdad,
siempre seguí tu rastro
pisaras donde pisaras
pasaras donde pasaras
reconocía por donde andaras
pues tu aroma queda en el aire,
y se ha vuelto para mí,
un algo irremplazable.
Es raro,
pues ahora te tengo enfrente
y no puedo siquiera moverme,
tus ojos me miran
y los míos
se clavaron en el piso.
Me siento tonto y colorado
como un niño travieso
creyendo haber pecado.
Por milagro,
me besaste,
siempre fue esa tu intención.
"¡Piedra libre, corazón!"
gritaste a los cuatro vientos.
Me amaste en silencio
y en un dulce y jugoso beso
a mi amor te descubriste.
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