que cuando supe
que irremediablemente
todas las puertas se cierran
tuve una suerte de epifanía
una caricia tranquila
para la carne que siempre trémola
quiere vencer al final.
A partir de allí
de ese punto sobre esa i
no me importaron más
los puntos finales
y me dediqué
y me concentré
en tratar de aceptar
que el punto final
es realmente
tres puntos suspensivos.
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