sábado, marzo 01, 2014

Lo que la distancia no mata, el tiempo lo olvida -- Poema

Me llevé tu adiós tatuado en la piel
en mis mejillas iba dibujada la sonrisa
de quien sabe que tarde o temprano
le toca vovler.

Entre corrientes de lenguas y lágrimas
de mocos y promesas, el corazón que palpita
olvida lo que alguna vez
creyó incorrompible e imponderable.

Los momentos son como las tormentas
duran lo que duran y golpean a su manera
y uno es un barco a la deriva, que a vela va
donde el viento lo lleva y lo obliga.

El contraste de aquello que somos capaces
solo se logra en el brillo de nuestra incapacidad
frente a todo lo que destruimos dejando atrás
aquello que naturalmente somos y nos rodea.

Aunque el viento, los contrastes y las mareas
nunca pudieron borrar el tatuaje de la promesa de aquella vez
primero olvidamos los ardores, luego los aromas,
luego los sabores, y por último las texturas.

Tal vez, por las calles de Singapur nos cruzamos de vez en cuando
vos con tu jaula que guarda esos cinco pecados que no cometerás
y yo, con mi pájaro al aire buscando recordar
que alguna vez en algún lugar, supo tener su nido.

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