AMOR ETERNO
Ernesto y María se habían conocido hace una semana, de casualidad, ahora se encontraban en un bar escondiéndose tras miradas que raras veces se cruzaban. María hablaba de su vida como en todas las primeras citas, él, mientras ella hablaba, en una servilleta usada escribió:"...hay para ciertas cosas que sabés que no sirvo. Una de las que no sabes; es justamente ésta.
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