Encontrar tu lugar en el mundo, ese que te hace verte a vos mismo en cada piedra, en cada pedazo de cielo, en cada rabo de nube. Donde el río que corre es la vida que fluye, la montaña la esperanza y el horizonte el destino hacia el que vas, con las manos atentas y menesterosas, con el corazón latiendo potente y sin vergüenza, donde el alma encuentre su reposo y su respiro.
Encontrar tu lugar en el mundo, por más que sea pequeñito pequeñito, y quepa solo en el hueco de la palma de tu mano.
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