I
Cuando se yergue en la cumbre
el rojo y redondo febo
da el color de falsa herrumbre
a un horizonte que es cebo
de esos que por costumbre
toman todo cual mancebos
e inocentes cual legumbres
al sino enfrentan sin miedos.
Cogen el peto y la espada
con estoica gallardía
llegan al tope sin nada
pues en sí, nada tenían.
Su ventura es traicionada
por el ego y sus manías.
II
Fácil se engaña a la gente
que persigue espejismos
pues turbia tiene la mente,
nada saben de sí mismos.
No es de hombre inteligente
caer en el paroxismo,
hasta el hombre más creyente
se olvida del teísmo.
Cuánto sufre el que confía
su vida a la serpiente
esta es su herejía:
si tiene que mentir, miente,
pues no tiene el alma pia
y no es nada indulgente.
Cuando se yergue en la cumbre
el rojo y redondo febo
da el color de falsa herrumbre
a un horizonte que es cebo
de esos que por costumbre
toman todo cual mancebos
e inocentes cual legumbres
al sino enfrentan sin miedos.
Cogen el peto y la espada
con estoica gallardía
llegan al tope sin nada
pues en sí, nada tenían.
Su ventura es traicionada
por el ego y sus manías.
II
Fácil se engaña a la gente
que persigue espejismos
pues turbia tiene la mente,
nada saben de sí mismos.
No es de hombre inteligente
caer en el paroxismo,
hasta el hombre más creyente
se olvida del teísmo.
Cuánto sufre el que confía
su vida a la serpiente
esta es su herejía:
si tiene que mentir, miente,
pues no tiene el alma pia
y no es nada indulgente.
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