jueves, enero 29, 2009

Adiós y gracias -- Poesía

Allá donde quedaron tus pasos
se borraron silenciosas tus huellas
tal vez fue el viento que sopló rancio
o tal vez el frío del olvido
que hasta el fin me dio cobijo
no quedó rastro de tu pie en la arena
de tu aroma en el aire,
de tu piel en mis manos,
ya no hay donde posar mis esperanzas
para que crezcan, crean y se multipliquen
fuiste vos mi creadora
el ángel silencioso y guardián
de las puertas de este paraíso
devenido a infierno.

Aquí estaban tus pies
y no ha quedado, sin embargo, ni una huella
no sé bien cuando, ni cómo,
pero en un momento
ya no estaban...

primero perderte, y después
que se desvanezcan hasta las huellas de tus pies
da una profunda sensación de soledad al alma
pero al corazón, no sabés lo bien que le hizo.

Gracias por haber estado,
y haber sabido irte a tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te dije, hace poco, que no puedo escribir dos líneas sin lanzarme a llorar. Y es algo que también me pasa al leer, pero no tan a menudo, porque mis propias palabras suelen hacerme estallar más que las ajenas.
Sin embargo, aquí me veo, frente a tu "Adios y Gracias", intentando que el monitor no se me nuble para poder llegar al punto final. Eso habla de que me llegaste a algún lado, y esas cosas, por su caracter de realidad (como bien sabés), me gustan mucho.


Beso enorme.