Gracias a que en este año mi alter ego, Ricardo Blitz abrió una cuenta en Google+, el blog ha tenido visitas de lo más variopintas, la cantidad de lectores se ha triplicado y el ida y vuelta con ustedes se ha vuelto más apasionante y cercano, por esto, este mes, al igual que en julio del año pasado, volveremos a subir las 31 entradas más leídas por ustedes, que son quienes realmente, dan vida a este Caos Organizado que va creciendo año tras año. Sin ustedes, la magia, no sería posible. Por eso, infinitas gracias.
Con Ustedes: Abzurdah Zenizientah, publicada el domingo 13 de enero del año 2013
Abzurdah Zenizientah © -- Poema
Fuiste tu, absurda Cenicienta,
la que ignoraba los modos y maneras,
por esto es que habías escapado
dejando en algún peldaño de la escalera
tu cristalino y justo calzado
para que el Príncipe se diera cuenta
que no eras una rosa princesa
con la que los azules príncipes se casan.
Eras tu la mujer verdadera,
de esas que se quedan, se plantan y no pasan,
pues te quedas donde y con quien quieras,
siendo libre y esclava, de pies a cabeza.
Te mostraste a sus ojos como podía verte,
pues tu bien sabes y entiendes
que los ojos de quien mira
siempre lo que ve, depende
de lo que en su entorno gira,
y que te amó, cuando al fin pudo leerte.
Fuiste tu, absurda Cenicienta,
la que al rey enseñó que los ojos
vuelven ciego al hombre necio,
que lo distinto no es causal de enojo
y que al espíritu recio
la vida cruel, lo atormenta.
Con Ustedes: Abzurdah Zenizientah, publicada el domingo 13 de enero del año 2013
Abzurdah Zenizientah © -- Poema
"Para ella, que se guarda en el anonimato
y se muestra a través de sus letras"
La Escalera - Foto: Antonio Envid Miñana
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la que ignoraba los modos y maneras,
por esto es que habías escapado
dejando en algún peldaño de la escalera
tu cristalino y justo calzado
para que el Príncipe se diera cuenta
que no eras una rosa princesa
con la que los azules príncipes se casan.
Eras tu la mujer verdadera,
de esas que se quedan, se plantan y no pasan,
pues te quedas donde y con quien quieras,
siendo libre y esclava, de pies a cabeza.
Te mostraste a sus ojos como podía verte,
pues tu bien sabes y entiendes
que los ojos de quien mira
siempre lo que ve, depende
de lo que en su entorno gira,
y que te amó, cuando al fin pudo leerte.
Fuiste tu, absurda Cenicienta,
la que al rey enseñó que los ojos
vuelven ciego al hombre necio,
que lo distinto no es causal de enojo
y que al espíritu recio
la vida cruel, lo atormenta.
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