El amor no entiende al humano
no sabe cómo tratarlo
ni cómo manejarlo
ni cómo cuidarlo
ni si quiera comprende
cómo sobrevivirlo.
Tampoco sabe cómo realizarse
cómo explicarse, cómo expresarse,
como perdurar más allá de los tiempos
y de otras emociones.
El amor llega de repente
y se instala como una emoción ideal
aborda, posee y desordena a su antojo
revuelve todo
dejando patas para arriba un mundo
que estaba en paz y acomodado.
Tal vez sea que el amor
es en sí mismo un paroxismo
actúa como parásito
modificando las sensaciones
y las percepciones
enloqueciendo así
al organismo huésped
hasta doblegar su voluntad completamente.
Si existe un infierno en la vida
el amor es el demonio que lo domina.
no sabe cómo tratarlo
ni cómo manejarlo
ni cómo cuidarlo
ni si quiera comprende
cómo sobrevivirlo.
Tampoco sabe cómo realizarse
cómo explicarse, cómo expresarse,
como perdurar más allá de los tiempos
y de otras emociones.
El amor llega de repente
y se instala como una emoción ideal
aborda, posee y desordena a su antojo
revuelve todo
dejando patas para arriba un mundo
que estaba en paz y acomodado.
Tal vez sea que el amor
es en sí mismo un paroxismo
actúa como parásito
modificando las sensaciones
y las percepciones
enloqueciendo así
al organismo huésped
hasta doblegar su voluntad completamente.
Si existe un infierno en la vida
el amor es el demonio que lo domina.
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