Entre las miradas que se daban
y el rubor que les pintaba
el rostro, los labios, el alma...
había una suerte de hechizo
que los recorría de punta a punta
la voluntad de quien los hizo
había logrado la junta
de esos dos que sin saber
y sin querer se conocieron.
Con los dedos se acercan
con las palmas se liberan
con la saliva se entremezclan
con sus bocas se profesan
todo el amor que aman
y que contruye entreambos
un puente perfecto e indestructible
que los une sin dar trascendencia
cualquiera banal diferencia
de credo, color o fronteras.
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