qué ha sido de la lágrima que rodó por las mejillas de la madre hacia el rostro tieso de su hijo muerto
qué ha pasado que hoy se pudren las frutas del bodegón de Goya y a nadie le importa
qué ha sido del puño apretado del hombre que hoy no sabe cómo acallar el hambre en los suyos
qué ha sucedido
que en lo oscuro
ya no hay sombras.
¿Qué ha pasado, Dios, qué hemos hecho?
¿Al fin te has rendido?
Si es que el ruiseñor canta al amanecer, te recordaré
que es por tí que aquí estamos.
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