para los tullidos
para los rotos
para los lisiados
para los sanos
para los pobres
para los ricos
para todos aquellos
que andan y desandan
los caminos del recuerdo
las cuestiones del olvido.
Y salió el sol
y el cielo se llenó de celeste
y las nubes se descongestionaron
y la nieve se hizo agua
y las rías se hicieron lagos
y la muerte cobró vida
y la vida inexorable
como siempre
se hizo muerte.
Desde el cenit
vio el sol a la gente con viseras
con anteojos negros
con lágrimas pintadas en la piel
con las comisuras caídas
con las bocas sonreídas
con los pasos cansados
con atléticos pasos
y los ojos gristes
llenos de anias de futuros
y eternas felicidades.
Voraz
desde el límite del infinito
una profunda y negra nada
devora todo sin discriminar
lo bueno de lo malo
lo triste de lo alegre
el amor del desamor
lo justo de la injusticia
engulle todo el tiempo espacio
que lo rodea, mientras vos acá
juzgás tu día, según si el sol
brilla o no brilla en tu pequeñito cielo.
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