sea tu barrio
que tu madre, aunque chota,
sea tu vieja
que la carne a la parrilla
sea vacío o asado
que nunca falte el chorizo
la morcilla y pa´l exquisito
que también estén los chinchu.
Que el fútbol te apasione tanto
que la irracionalidad te lleve a
amar a Boca, o detestarlo
(sin término medio),
que seas Peronista
o antiperonista,
y hasta en el mate están los bandos
los que le van dulce como la vida
o los dicen amargo che,
para dulce estoy yo.
Quejarte de lleno y por horas
de Dios, la inflación, del dólar y
de la Santa María y la reputísima madre que los parió
mientras te tomás una birra, un vino o un café
hasta altas horas de la noche y en cualquier lugar.
Cuando el silencio se vuelve importante
te despedís diciendo
hemos salvado al mundo,
salís para fumarte un faso,
mandar al carajo a quien sea
y después, con la misma sinceridad,
lo andás abrazando con soberano cariño.
Putear,
putear contra todo y contra todos,
echarle la culpa al otro,
no hacerte cargo de tus cagadas
e igualmente seguir remándola siempre
seguir laburando siempre, a pesar
de los brazos en el culo que te meten
todos esos hijos de puta
en los que confiaste como un gil
y votaste con pasión o por descarte.
Puteás lo tuyo cuando en casa,
pero afuera lo defendés
con dientes, uñas y alma,
que ante las injusticias sos manso
hasta que te tocan el bolsillo
y ahí con cacerolas sos firme en tu protesta.
Te querés ir a la mierda todo el tiempo,
y cuando al fin lo hacés
no sentís ningún lugar
tan perfecto como lo era tu casa.
Ser soberbio, grandilocuente,
sabelotodo e impaciente
estar aquí y allá
y a la vez en ningún lado.
Ser Argentino es surrealista, señores,
un desastre de contradicciones
un caos de contraindiciones
el arte más hermoso jamás creado,
mezcla de filosofía de café y de biblioteca
de sociología de calle,
de universidad y de discoteca.
Ser Argentino es un oxímoron en sí mismo,
no es fácil de entender y es complejo serlo
no hay gobierno en todo el mundo
que se atreva, si quiera, a repetir el modelo
pues tienen miedo de lograrlo
y que les guste el paroxismo.
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