solo me queda aprender a vivir con él,
y aceptar, que la mierda del humano
a veces tiñe los más lindos colores
que la vida tiene para regalarnos.
No hay nada que llene este vacío
que atormenta a mis entrañas,
ni aún si llegara la tan ansiada justicia
devolvería la vida que del cuerpo
en un santiamén me fue arrebatada.
Nada hay que pueda hacer
y juro que hasta perdonaría
a quienes son los responsables
pero se esconden en la cobardía
y en la impunidad se regocijan;
ojalá supieran ¡mierda!
lo mucho que lastima
sentir esta carencia
de quien me falta para siempre.
Si pudiera dar mi alma
por un rato más con mi hija
para jugar en el piso de la sala,
para pasear por el bosque,
o tener otra tarde en la playa...
Cualquier instante juntas
sería suficiente
para que este corazón
no piense más en la muerte.
Nadie entiende este dolor
que oprime el pecho
y al corazón destroza
haciéndolo polvo.
Sé que desde allá,
donde vos estás y esperás,
me cuidás y me das fuerzas,
y es por eso que aunque rota,
ando entera,
recogiendo los pedazos
de este rompecabezas
que de mi quedó
esa tarde de enero.
Mi certeza ahora es no buscarte
aunque siempre te imagino.
Si los ángeles volvieran a la tierra
miserable en la que fueron paridos,
yo misma por vos iría
para que volvieras conmigo,
y aún siendo pocos los motivos
por los que aún no fui contigo,
es por que son tan míos e importantes
que no puedo ahora ir a encontrarte.
Igual sé, que más adelante,
cuando mi tiempo aquí se acabe,
estarás por mi esperando,
ansiosa y sonriente,
con miles de te amo impacientes
y los brazos llenos de ese abrazo
que por tanto tiempo nos negaron.
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