Te escribí una carta hace un rato
esperando que la tinta
llegué a donde nada ha llegado
esperando que te yergas reaccionaria
y que brote de tu boca
un grito libertario
que haga vibrar la cordillera
de punta a punta.
Aunque sólo espero milagros
con la misma paciencia que Dios
espera que el humano
no se mande más cagadas
y que al fin comprenda
que hay que hacer y deshacer
para poder seguir con la especie
sin importar cual sea raza,
la especie somos todos
de cada raza unos pocos.
Escribí de puño y letra
con tinta real de lapicera
que es lo que más
a mi sangre se asemeja
porque tengo tinta corriendo por mis venas
tinta que se desespera
por convertirse en palabras
en motivo, en excusa, en promesa
en dejar detrás la utopía y el sueño
y al fin ser un hecho.
Te escribí
con el afán de que al fin te levantes
y que grites por tu libertad verdadera
que te abras al mundo que por vos espera
y que ese plan que hace tiempo pergeñas
al despertar de este letargo
con gloria y sin pena
se vuelva realidad.
Te he escrito,
espero que despiertes
cuando el cartero golpee a tu puerta.
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