A pesar, que el tiempo es una constante
que se repite como una onda
entre dos paredes sólidas,
uno siempre se sorprende
se sorprende del amor
tanto como del desamor,
se sorprende de la luz
como de la oscuridad
para ser más claros,
hasta nos sorprendemos
de nosotros mismos
aunque las veinticuatro horas del día
con nosotros convivimos.
¿Será que lo que nos sorprende
es la necesidad de sorpresa?
¿Será que esa necesidad
nos vuelve inocentes y vulnerables
ante las cosas de la vida?
Qué sé yo, yo qué sé
más de una vez me sorprendo
al encontrar que de nada importa saber.
Quien ignora y hace, logra
quien sabe y deshace malogra
quien deshace e ignora
poco le importa
quien sabe y hace,
simplemente logra.
Me sorprendo al entender
que hacer,
es mucho más importante que saber,
pero saber
es mejor que no hacer nada.
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